Foto: Sergio F Cara (NotiPress)
En la vida, ser padre puede ser una de las experiencias más gratificantes, pero también puede ser un desafío considerable. Los niños enfrentan numerosas dificultades emocionales, desde el estrés escolar hasta los conflictos con sus hermanos. Por eso, es importante que los padres desarrollen habilidades efectivas para ayudar a sus hijos a manejar estas situaciones.
Una técnica relevante es la validación emocional, esta estrategia implica reconocer y aceptar las emociones de los niños, sin juzgarlas. Según el doctor Chase Samsel, del Boston Children's Hospital, esta práctica ayuda a los niños a sentirse comprendidos y respaldados. "La validación muestra que los padres entienden los sentimientos del niño y establece un vínculo de confianza", explicó el Samsel.
Esta técnica puede facilitar la apertura del niño para hablar sobre sus problemas y buscar soluciones. El primer paso es reconocer las emociones que experimenta el niño y, para ello, se pueden utilizar frases como "Veo que estás frustrado" o "Parece que tuviste un día complicado". Sin embargo, identificar la emoción que está atravesando el niño puede ser un desafío.
Los niños a menudo tienen dificultades para expresar lo que sienten, o pueden manifestar una emoción principal, como la ira, mientras ocultan otras más profundas, como el miedo o la tristeza. En estos casos, es importante reconocer el momento difícil y practicar la validación de manera constante para poder sentirse cómodo compartiendo sus sentimientos. Aunque inicialmente un niño pueda mostrarse reacio a hablar o ignorar el esfuerzo de los padres, la persistencia en la validación puede llevar a que el niño se abra con mayor facilidad sobre sus emociones.
Además de la validación, los padres pueden enseñarle a sus hijos habilidades de afrontamiento para manejar mejor las emociones. Actividades como ejercicios de respiración, meditación guiada, y lectura compartida son algunas de las estrategias recomendadas. El doctor Samsel sugiere técnicas específicas de respiración, como la respiración en tres partes y la respiración abdominal, son simples de aprender y efectivas para calmar la mente.
Por otra parte, permitir a los niños tener tiempo para sí mismos también puede ser una técnica útil. Darles un espacio en su habitación o simplemente dejar se tomen un respiro puede ser beneficioso. Además, es fundamental que los padres también usen estas técnicas para gestionar sus propias emociones. Modelar el uso de habilidades de afrontamiento ayuda a los niños a aprender a manejarlas de manera efectiva.
Finalmente, es importante ser flexible con las estrategias de afrontamiento y forzar a los niños a utilizar un método específico puede ser contraproducente. En lugar de imponer una técnica, los padres tienen que presentar diversas opciones y permitir a sus hijos elegir cuál les resulta más cómoda. Esta opción fomenta la autonomía y ayuda a los niños a desarrollar habilidades de afrontamiento que realmente les funcionen.
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