Jueves, 04 de diciembre de 2025

El adulto promedio se enoja 14 veces por semana: cuándo la ira deja de ser normal

La Dra. Xiaolei Chen explica cómo la ira afecta cuerpo y mente, y ofrece técnicas prácticas de regulación emocional a corto y largo plazo

Ciudad de México , 30-08-2025   Carlos Ortíz

Crédito foto: Gustavo Torres (NotiPress)

La ira es una emoción natural que forma parte de la vida cotidiana, pero cuando se vuelve abrumadora puede afectar la salud, las relaciones y el bienestar general. Según un informe reciente, el adulto promedio experimenta ira 14 veces por semana, y el 30% de las personas reconoce tener dificultades para controlarla.

"La ira es una emoción humana normal y existe en un espectro", señaló la Dra. Xiaolei Chen, médica de atención primaria del Hospital Houston Methodist. "Cuando se vuelve abrumadora y afecta nuestro comportamiento e interacción normales, se convierte en un problema que debe abordarse. Pero nunca quiero patologizar este tipo de emociones".

De acuerdo con la especialista, la ira presenta tres dimensiones: fisiológica, cognitiva y conductual. En el plano físico puede causar taquicardia, sudoración y tensión muscular. A nivel cognitivo, las respuestas se moldean por factores sociales y culturales. Y en el aspecto conductual, la reacción depende de la capacidad del cerebro para regular la emoción.

La Dra. Chen advirtió que los episodios frecuentes de ira pueden potenciarse por niveles elevados de cortisol, la principal hormona del estrés. "Este ciclo —el estrés crónico provoca un aumento del cortisol, lo que a su vez provoca una respuesta de ira exagerada— puede hacer que las personas se sientan nerviosas, agotadas y más propensas a comportamientos impulsivos o agresivos", explicó. Estos efectos pueden impactar la salud cardiovascular, el sueño y la resiliencia emocional.

Para manejar la ira en el momento, la especialista propone una "caja de herramientas" con tres prácticas principales:

    Respiración profunda: inhalar y exhalar lentamente con el diafragma durante cinco a diez minutos para reducir la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Técnicas de conexión a tierra: dar un paseo, sumergirse en agua, sostener un trozo de hielo o enfocarse en aromas y sonidos para volver al presente. Pausas conscientes: detenerse, reconocer las emociones, aceptar la incomodidad y redirigir la atención con autocompasión y respiración.

A largo plazo, Chen recomienda priorizar sueño, ejercicio y alimentación balanceada, así como considerar la terapia psicológica o estrategias cognitivo-conductuales. También subrayó el valor de la meditación y la atención plena, que ayudan a disminuir el estrés y mejorar el estado de ánimo.

"Sentir ira no significa que debamos responder con un arrebato verbal o físico. Fortalecer esa parte del cerebro encargada de la toma de decisiones es clave para gestionarla de forma más saludable", afirmó la médica del Hospital Houston Methodist.

La especialista advirtió que si la ira interfiere de manera constante con la vida diaria o se vincula con trauma, depresión o abuso de sustancias, es necesario buscar ayuda profesional. Detectar los signos tempranos ofrece beneficios significativos en la salud física y mental.

Salud mental  Salud  Houston Methodist 

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