Ciudad de México,
Fernanda Martínez
Crédito foto: Towfiqu barbhuiya vía Unsplash
Alrededor del 25 por ciento de los mexicanos toma medicamentos antiácidos una vez por semana, de los cuales, 18% lo realiza sin prescripción médica, según datos del Instituto Méxicano del Seguro Social. Esto se debe a que la comida mexicana contiene altos niveles de picor, provocando acidez, indigestión y reflujo.
Como consecuencia, las personas abusan de los medicamentos llamados inhibidores de la bomba de protones, entre estos se encuentran el pantoprazol, omeprazol, lansoprazol, entre otros. Esto se debe a que al consumirlos por un tiempo prolongado, los antiácidos pueden producir daños importantes a la salud.
En ese sentido, NotiPress habló con el doctor John Cooke, presidente del Departamento de Ciencias Cardiovasculares del Hospital Houston Methodist. Ello con la finalidad de conocer las afectaciones de los antiácidos a largo plazo.
De acuerdo con el doctor, los antiácidos son útiles porque reducen la acidez en el estómago, lo cual ayudaría a las personas con úlceras gástricas, dolor por irritación e inflamación. Por ello, según explicó Cooke, están aprobados a nivel mundial para un uso a corto plazo, reduciendo el ácido gástrico y aliviando el dolor generado por el reflujo.
Sin embargo, si es utilizado por periodos largos de tiempos, puede provocar efectos adversos en la salud de acuerdo con el especialista. Una de sus principales preocupaciones son los problemas de los inhibidores de la bomba de protones sobre el corazón.
Es decir, los latidos cardíacos se vuelven irregulares por los niveles de magnesio y calcio, y hay mayor riesgo de muerte por infarto o insuficiencia cardíaca. Asimismo, el doctor aseguró que existen informes sobre un mayor riesgo de demencia y deterioro del pensamiento por utilizar antiácidos constantemente.
Para conocer más sobre los efectos secundarios de los inhibidores de la bomba de protones en el corazón, algunos científicos comenzaron a estudiarlos. Este grupo estuvo conformado por especialistas del Hospital Houston Methodist y la Universidad de Stanford, liderados por el doctor Cooke.
Según explicó el médico, se enfocaron principalmente en el revestimiento del corazón, el cual permite a la sangre fluir por medio de los vasos sanguíneos sin pegarse. Durante el estudio encontraron que los inhibidores de la bomba de protones aceleran el envejecimiento del revestimiento, por lo cual empiezan a funcionar mal y se hacen pegajosos.
Entre los hallazgos del estudio, el doctor destacó la probabilidad de aumentar los riesgos de problemas cardíacos. De los 1.8 millones de pacientes, seccionaron a los que ingieren inhibidores y a quienes no lo hacen. Así pues, se observó cómo las personas que los consumían eran más propensas a sufrir un ataque al corazón. Por ello, se recomendó limitar el uso de medicamentos antiácidos solamente en periodos cortos de tiempo y nunca a largo plazo.