Cálculos amigdalinos, un desconocido molesto y cómo se tratan

 22-10-2024
Martín Olivera
   
Foto: Pexels

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Los cálculos amigdalinos, conocidos médicamente como tonsilolitos, son pequeños depósitos que se forman en las amígdalas debido a la acumulación de bacterias, partículas de comida y células muertas en las criptas amigdalinas, las cuales son hendiduras naturales en estas estructuras. Según la Escuela de Salud de Harvard, estos depósitos pueden variar en tamaño, desde ser apenas visibles hasta alcanzar el tamaño de una grava. La consistencia de los cálculos también varía, ya que pueden ser blandos o endurecerse y calcificarse con el tiempo.

Aunque los cálculos amigdalinos son más frecuentes de lo común, afectando a cerca del 40 % de la población, suelen ser inofensivos. Pueden durar días, semanas o persistir más tiempo antes de desintegrarse y caerse. La frecuencia de su aparición varía, y algunas personas los desarrollan de manera recurrente mientras que otras los tienen solo de manera esporádica.

Síntomas y tratamiento

Puede suceder en muchos casos que los cálculos amigdalinos no presenten síntomas y pasen desapercibidos. Sin embargo, cuando los síntomas se manifiestan, incluyen dolor de garganta, mal aliento, tos persistente, dificultad para tragar e infecciones de garganta recurrentes. Estos síntomas surgen cuando los cálculos son lo suficientemente grandes o numerosos como para causar irritación en la garganta.

El tratamiento de los cálculos amigdalinos depende de la gravedad de los síntomas. En casos leves o asintomáticos, no se requiere intervención. No obstante, para aquellos que presentan molestias, se recomiendan gárgaras con agua salada o la extracción manual con un hisopo de algodón o irrigador bucal. Es fundamental evitar el uso de objetos afilados para remover los cálculos, ya que pueden dañar las amígdalas.

Hay situaciones en las que puede haber inflamación o infección. Aquí los médicos pueden recetar antibióticos o antiinflamatorios. La cirugía, como la amigdalectomía o la criptólisis, se considera en casos graves o recurrentes que no mejoran con tratamientos conservadores.

Para reducir el riesgo de formación de cálculos amigdalinos, se recomienda mantener una buena higiene bucal, cepillando los dientes y la lengua al menos dos veces al día y usando hilo dental. Además, se aconseja evitar fumar y consumir alimentos y bebidas azucaradas, ya que estos factores pueden aumentar la probabilidad de desarrollar cálculos.




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