
Foto: Sergio F Cara (NotiPress)
La exposición prolongada a la contaminación del aire podría provocar daños estructurales en el corazón, según un estudio publicado en la revista Radiology. Investigadores identificaron que niveles sostenidos de partículas finas PM2.5 en el ambiente se vinculan con fibrosis miocárdica, una forma de cicatrización del músculo cardíaco que puede anteceder a la insuficiencia cardíaca, condición de alto riesgo para la salud pública global.
Una investigación, liderada por Kate Hanneman, M.D., M.P.H., de la Universidad de Toronto y el University Health Network, empleó imágenes de resonancia magnética cardíaca para cuantificar esta alteración en el tejido. "Queríamos entender qué impulsa este mayor riesgo a nivel del tejido", declaró Hanneman, al referirse a los mecanismos que conectan la hipertensión arterial asociada con la contaminación y el desarrollo de enfermedades cardíacas en distintas poblaciones.
El estudio analizó a 201 personas sanas y a 493 pacientes con miocardiopatía dilatada, una condición que dificulta el bombeo de sangre. Los resultados mostraron "una mayor exposición a largo plazo a la contaminación por partículas finas se vinculó con mayores niveles de fibrosis miocárdica" tanto en los controles como en los pacientes, indicando un efecto generalizado en el tejido cardíaco.
Estas partículas, de un diámetro igual o menor a 2.5 micrómetros, provienen de fuentes como humo de vehículos, emisiones industriales y fuegos forestales. Su tamaño reducido permite que ingresen al torrente sanguíneo a través de los pulmones, lo cual incrementa su potencial dañino para el sistema cardiovascular, especialmente en personas con factores de riesgo previos.
La investigación destaca que los efectos más pronunciados se observaron en mujeres, personas fumadoras y pacientes jóvenes con hipertensión lo que sugiere vulnerabilidades específicas ante la exposición. Hanneman puntualizó que "incluso aumentos modestos en los niveles de contaminación parecen tener efectos medibles en el corazón", resaltando la sensibilidad del órgano ante cambios en la calidad del aire.
El trabajo subraya además la necesidad de incluir el historial de exposición a contaminación en las evaluaciones de riesgo cardiovascular. Según los autores, esta variable ayudaría a identificar a poblaciones más vulnerables y a reducir inequidades en salud. "Las medidas de salud pública son necesarias para reducir aún más la exposición a largo plazo", agregó Hanneman.
Por último, los investigadores destacaron el papel creciente de la imagenología médica en la evaluación de impactos ambientales en la salud. "Como radiólogos, tenemos una gran oportunidad de usar imágenes para identificar y cuantificar algunos efectos de las exposiciones ambientales", concluyó Hanneman, en alusión al uso estratégico de tecnologías médicas.
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