Ciudad de México,
A Amigon
Crédito foto: Cameron Venti on Unsplash
Con el 57.9% de la población mexicana inactiva físicamente, una vida saludable y fit parece ser difícil para la mayoría. Nuevas perspectivas desde la antropología evolutiva sugieren que esta apatía hacia el ejercitarse es normal, pues el ser humano no evolucionó para hacer ejercicio, realmente son actividades ajenas al desarrollo.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 57.9% de los mexicanos de más de 18 años declaró no ser activos físicamente. De este porcentaje el 27.4% nunca había realizado ejercicio físico; las razones para esta inactividad fueron la falta de tiempo y el cansancio del trabajo.
Como en México, existen cifras similares en otros países que, aunque no todos ocupan los primeros lugares en sobrepeso u obesidad, notan una falta de ejercicio en la población. Después de todo, los diez países con mayor población obesa son Estados Unidos, México, Nueva Zelanda, Hungría, Australia, Reino Unido, Canadá, Chile, Finlandia y Alemania.
Esta falta de motivación hacia ejercitarse podría ser explicada bajo un reciente estudio en antropología evolutiva por Daniel Lieberman, biólogo evolutivo. En su libro Exercised: Why Something We Never Evolved to Do Is Health and Rewarding, detalla cómo desde la mirada de la evolución, ejercitarse es una actividad ajena al ser humano.
Si bien pareciera la excusa perfecta para no ejercitarse, los argumentos de Lieberman se dirigen a retirar la culpa por ser perezosos. La idea de correr sólo por hacerlo, levantar peso, entre otras, sí resultan ajenas al cuerpo humano sin un incentivo peligroso para realizarlas, pero es saludable.
Históricamente, el ser humano no necesitaba de realizar ejercicio por su salud pues estaba obligado a hacerlo por su seguridad, cualquier oportunidad de no hacerlo era prácticamente una recompensa. He de ahí que la inactividad sea un estado cómodo para el cuerpo, pero arriesgado considerando la vida actual donde las enfermedades cardiovasculares son un gran riesgo.
Existen gran cantidad de estudios los cuales afirman una rutina con actividad física recurrente ayuda a prevenir enfermedades. Por ejemplo, un estudio publicado en el British Journal of Sports Medicine halló correr semanalmente disminuye hasta un 30% la probabilidad de sufrir ciertas enfermedades.
Mientras en el libro se desmienten otros mitos como si sentarse continuamente resulta dañino o si los adultos mayores deben disminuir su actividad física, se deja en claro un argumento. Ejercitarse puede ser una noción rara para el cuerpo humano (evolutivamente hablando) y eso está bien, pero sobreponerse a ese sentimiento es necesario actualmente para una vida saludable.