Foto: Sergio Cara (NotiPress)
A mediados del año 2021, la esperanza porque la pandemia llegará a su fin incrementaba, después de que millones de personas recibieran su primera dosis contra Covid-19. La vacunación dio como consecuencia un decremento en los contagios y hospitalizaciones en varios países, así como una reactivación en la vida social de la población. Sin embargo, la variante delta se extendió rápidamente por todo el mundo, reemplazando a otras versiones del virus en 2021. Delta sobrepasó los sistemas de atención de la salud, arrasó con las poblaciones no vacunadas y demostró la vulnerabilidad de los vacunados. Las mutaciones fueron parte clave para que esta variante de SARS-CoV-2 fuera dominante durante el año.
De acuerdo con una investigación en la publicación Clinical Infectious Diseases, las personas infectadas con delta producen más virus y lo propagan durante más tiempo que las personas infectadas con otras variantes. Un ejemplo es Estados Unidos porque cuando la variante empezó a expandirse, pasaron de detectar 38.81 millones de casos a la semana a 509.45 millones de casos, de acuerdo con Our World in Data.
El éxito de delta se debe a las mutaciones de algunas de sus proteínas. Por ejemplo, una mutación llamada R203M en la nucleocápside o proteína N del coronavirus. Esta mutación puede aumentar la cantidad de ARN viral que puede producir o facilitar a la proteína N de hacer su trabajo, empaquetando ARN en partículas virales recién ensambladas, informaron investigadores en Science. Sin embargo, algunas de las mutaciones de delta son idénticas a las encontradas en otras variantes. Pero otras cambian el mismo bloque de construcción de proteínas, o aminoácidos, de una manera diferente o aparecen en la misma parte del virus. Por ejemplo, alfa y omicron también tienen la misma mutación del aminoácido 203 en la proteína N, pero es un cambio de aminoácido diferente al observado en delta.
Varias de las mutaciones de la proteína de pico delta pueden ayudar al virus a penetrar más fácilmente en las células, donde convierte la maquinaria celular en fábricas de producción de virus. Dos de ellos, denominados T478K y L452R, están ubicados ventajosamente en el dominio de unión al receptor. Esta es la parte de la proteína de pico que se adhiere a ACE2, una proteína en la superficie de las células huésped. Asimismo, otras mutaciones aparecen en una región de la proteína de pico llamada dominio N-terminal, el cual su objetivo es neutralizar anticuerpos del sistema inmunológico. Estas mutaciones pueden ayudar al virus a evadir esos anticuerpos, los cuales puede evitar la infección de las células.
Otras dos mutaciones, P681R y D614G, pueden ayudar a preparar los virus recién creados para salir y contagiar. Esas mutaciones se encuentran cerca de la línea divisoria de dos partes de la proteína de pico, S1 y S2. Esas partes deben separarse para permitir la fusión del coronavirus con la membrana de su posible célula huésped. Asimismo, las células humanas ayudan en este proceso, dentro de las células infectadas, una proteína humana llamada furina corta la proteína de punta entre los segmentos S1 y S2, abriendo el dominio de unión al receptor para que pueda agarrar mejor ACE2. Las mutaciones P681R y D614G pueden hacer que la proteína de pico sea más fácil de cortar para la furina. Una vez cortados, los virus recién creados se preparan para infectar otras células. En conjunto, estas mutaciones ayudan a que los delta ingresen a las células rápidamente y realicen varias tareas mejor que otras variantes. Como resultado de ello, en 2021, delta pudo convertirse en la variante dominante en el mundo.
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