Foto: Pixabay
Los adultos mayores viviendo con inseguridad alimentaria tienen más probabilidades de experimentar desnutrición, depresión y limitaciones físicas, aunque poco se sabe de su impacto en el envejecimiento cerebral. No obstante, un estudio reciente encontró que los adultos con inseguridad alimentaria experimentan un deterioro cognitivo más rápido, respecto a sus pares con seguridad alimentaria.
Según un comunicado de la universidad estadounidense Penn State, los investigadores observaron una muestra de 4 mil 578 adultos mayores. La muestra se dividió entre aquellos que recibían la asistencia de un programa federal de nutrición, aquellos quienes eran elegibles para participar en el programa, pero no lo hacían, y quienes no calificaban para recibir esa asistencia y, por lo tanto, no participaban en él.
De esta forma, encontraron que quienes recibían la asistencia nutricional y quienes no calificaban para recibirla, mantuvieron una ritmo de deterioro similar. No obstante, el deterioro cognitivo fue mayor en quienes calificaban para el programa, pero no recibían la asistencia. La mayor tasa de disminución cognitiva en el grupo de inseguridad alimentaria fue equivalente a ser 3.8 años mayor, mientras en el grupo elegible pero no participante del programa el deterioro equivalió a 4.5 años.
"Para una población que envejece, aproximadamente cuatro años de envejecimiento cerebral pueden ser muy significativos", explica el comunicado de la universidad Penn State. De acuerdo con los autores del estudio, los resultados apuntan a la importancia de la seguridad alimentaria y los programas públicos de nutrición para las personas de la tercera edad, conforme envejecen.
La relación entre alimentación y la salud cognitiva va más allá de la tercera edad, como otros estudios recientes han encontrado. Tal es el caso de una investigación publicada en la revista JAMA Network, donde se vincula el consumo de comida ultraprocesada con un mayor deterioro cognitivo. La inseguridad alimentaria, por otro lado, expone particularmente a las mujeres a un alto riesgo de desarrollar adicción a los alimentos altamente procesados, según la Academia Estadounidense de Nutrición y Dietética.
Como sugieren estas investigaciones, la alimentación se relaciona estrechamente con la salud cognitiva y esta, a su vez, con un mejor envejecimiento. Particularmente en la tercera edad es importante para los gobiernos y hacedores de políticas garantizar la seguridad alimentaria de este sector poblacional, para evitarles un envejecimiento cognitivo acelerado. Para el resto de la población también es relevante distinguir los alimentos ultraprocesados y conocer sus efectos negativos para la salud, a fin de evitar su consumo y cuidar su salud cognitiva.
DESCARGA LA NOTA SÍGUENOS EN GOOGLE NEWS