Ciudad de México,
Patricia Manero
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress)
Cada año, 15 millones de personas en todo el mundo sufren un accidente cerebrovascular (ACV), con la mayoría de los procedimientos quirúrgicos llevándose a cabo durante la fase aguda del evento. La mitad de los pacientes afectados por un ACV enfrenta discapacidades permanentes o crónicas. A medida que la investigación avanza, los científicos y médicos buscan nuevas maneras de ayudar a estos pacientes a recuperar funciones vitales. El doctor W Chris Fox, neurocirujano en Mayo Clinic en Jacksonville, Florida, destaca los enfoques actuales y emergentes en el tratamiento y la recuperación de los accidentes cerebrovasculares.
Un ACV ocurre cuando se interrumpe el suministro de sangre a una parte del cerebro. El tipo más común, el accidente cerebrovascular isquémico, se produce por un bloqueo en una arteria cerebral. Por otro lado, el accidente cerebrovascular hemorrágico resulta de la ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro, lo que provoca sangrado. Ambos tipos de ACV conducen a la muerte celular en el cerebro, aunque los mecanismos de daño varían.
En la fase aguda de un accidente cerebrovascular, las cirugías se realizan con el objetivo de restaurar el flujo sanguíneo en el caso de los accidentes isquémicos o tratar la causa del sangrado y aliviar la presión en el caso de los hemorrágicos. Según el Dr. Fox, "la gran mayoría de lo que podemos hacer ahora es tratar a los pacientes que experimentan un accidente cerebrovascular o realizar cirugías que pueden ayudar a prevenir la enfermedad."
Los enfoques quirúrgicos actuales incluyen la apertura de arterias carótidas estrechas y el tratamiento de aneurismas o malformaciones vasculares antes de que se rompan. Sin embargo, los pacientes pueden seguir enfrentando cambios significativos en su calidad de vida, tales como debilidad, problemas de coordinación y dificultades en el lenguaje y la visión. La investigación continúa explorando posibles tratamientos para las secuelas crónicas de los accidentes cerebrovasculares.
Entre las nuevas estrategias en investigación se encuentran la estimulación cerebral profunda y las interfaces cerebro-computadora. La estimulación cerebral profunda, que implica la implantación de electrodos en el cerebro para emitir impulsos que afectan la actividad cerebral, ya se utiliza para tratar enfermedades como el Parkinson y la epilepsia. Aunque no es un tratamiento estándar para los accidentes cerebrovasculares, se exploran sus posibles beneficios futuros.
Las interfaces cerebro-computadora representan otra área prometedora. Estas tecnologías permiten a las personas que han perdido función en alguna parte del cuerpo controlar dispositivos externos, como brazos robóticos, mediante la actividad cerebral. Aunque aún están en desarrollo, podrían ofrecer nuevas oportunidades para la rehabilitación de funciones perdidas.
Además de las innovaciones tecnológicas, el Dr. Fox también resalta la importancia de adoptar cambios en el estilo de vida para reducir el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Ejercicio regular, una dieta saludable, control de la presión arterial y la diabetes, y evitar el tabaco son medidas clave. Las personas con antecedentes familiares de accidente cerebrovascular o enfermedades cardíacas deben consultar con sus médicos sobre estrategias preventivas y análisis de sangre para evaluar riesgos.
"Lo que es bueno para el corazón también es bueno para el cerebro", concluye el Dr. Fox para NotiPress, enfatizando que la prevención y el cuidado integral son fundamentales para proteger la salud neurológica y cardiovascular.