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El hígado cumple un papel central en la salud general al filtrar la sangre, procesar nutrientes y controlar niveles de azúcar y colesterol. A pesar de su importancia, la mayoría de las enfermedades hepáticas avanzan en silencio hasta etapas graves, lo que convierte la prevención en un factor crucial.
Casi una de cada cuatro personas en Estados Unidos padece enfermedad hepática esteatótica asociada a disfunción metabólica (MASLD), antes conocida como hígado graso no alcohólico, sin ser consciente de ello. "El hígado no duele", explicó la doctora Tamneet Basra, gastroenteróloga y hepatóloga del Hospital Houston Methodist. "Los pacientes a menudo no se dan cuenta de que algo anda mal hasta que desarrollan un daño hepático extenso o cicatrices con el tiempo. En esa etapa, si el paciente ha desarrollado cirrosis, el daño es permanente".
El consumo de suplementos para supuestas "limpiezas hepáticas" genera preocupación en los especialistas. "El hígado es el órgano de desintoxicación del cuerpo. A menudo, los suplementos que se toman con la mejor intención pueden dañarlo", advirtió el doctor David Victor, hepatólogo del Hospital Houston Methodist. En la misma línea, la doctora Basra añadió: "Hemos visto pacientes que llegan al hospital con daño hepático provocado por suplementos".
Los médicos recomiendan priorizar proteínas, fibra y cereales integrales en la dieta. Frijoles, lentejas, pollo, pescado, huevos y lácteos bajos en grasa aportan nutrientes esenciales. Según Basra, "la mayoría de las personas solo consumen la mitad de la fibra diaria que necesitan". Una ingesta suficiente ayuda a regular el azúcar en sangre y a disminuir los antojos de productos azucarados.
El modelo mediterráneo, basado en verduras, pescado, aceite de oliva y frutos secos, se asocia con beneficios hepáticos. Estudios también vinculan el café negro, en dosis de dos a tres tazas al día, con una reducción en la inflamación y la cicatrización hepática gracias a sus antioxidantes.
Diversos especialistas coinciden en aconsejar menor consumo de azúcares procesados, carbohidratos refinados y alcohol para favorecer la salud hepática. "La fructosa, en particular, se metaboliza directamente en el hígado", explicó Victor. "Con el tiempo, puede provocar la acumulación de grasa y la formación de cicatrices". El consumo excesivo de alcohol sigue siendo una de las principales causas de cirrosis, aunque incluso cantidades moderadas representan un riesgo en personas con enfermedad hepática.
La prevención también depende del estilo de vida. Perder entre un 5% y un 10% del peso corporal puede reducir de manera significativa la grasa acumulada en el hígado. El ejercicio regular y un control médico constante son parte del mismo enfoque preventivo.
Basra enfatizó la importancia de actuar con anticipación: "Considérelo una medida preventiva. Hay que actuar antes de que se produzcan daños. Una vez que el hígado alcanza la cirrosis, es demasiado tarde para revertirla".
Los especialistas coinciden en que el hígado no necesita "limpiezas" ni suplementos, sino hábitos constantes: más proteínas y fibra, menos azúcar y alcohol, además de controles médicos regulares.
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