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Parte de los nuevos descubrimientos relacionados con el SARS-CoV-2 ha abonado a la creciente evidencia de la propagación del virus a través de pequeñas gotas en el aire, causando una alarma ante la posibilidad de crear focos de infección con actividades que impliquen procesos respiratorios intensos, como cantar o gritar. De acuerdo a un estudio publicado en Environmental Research, un minuto de hablar en voz alta genera más de mil pequeños aerosoles cargados de virus. A continuación, NotiPress recopila la información actualmente disponible sobre el riesgo de contagio de Covid-19 a través de actividades como cantar o gritar.
La pandemia de coronavirus también ha golpeado fuertemente a la comunidad musical, con una preocupación latente por el riesgo de propagación del coronavirus a través de actividades como cantar o tocar instrumentos de aliento, como las flautas y saxofones. Esta preocupación se debe a los casos de contagio que han sucedido dentro de coros musicales en Estados Unidos y Europa. En marzo, 102 de 130 integrantes de un coro en Ámsterdam contrajeron la Covid-19 tras un último concierto en los días previos al confinamiento en aquel país.
Pese a la preocupación, el riesgo no yace en si se trata de hablar o cantar, sino en el volumen, señala un nuevo estudio. Según esta investigación, disponible en el servidor de preimpresión ChemRxiv, cantar con un volumen bajo y hablar producen la misma masa de aerosoles que respirar. Por otro lado, cantar con un volumen alto o gritar producen 30 veces más masa.
Aunque estas podrían ser buenas noticias para cantantes individuales capaces de modular el volumen de su voz, el estudio tiene sus limitaciones, puesto que el experimento no considera las condiciones específicas de un grupo de cantantes en espacios grandes, como una catedral. Además, pese a medir la cantidad de aerosoles emitidos, el estudio no mide la cantidad de virus contenida en dichos aerosoles, por lo cual es imposible determinar el verdadero nivel de riesgo de estos aerosoles.
No obstante, los descubrimientos del estudio ya han contribuido a los nuevos lineamientos, del departamento para la cultura, medios de comunicación y deporte, para las artes escénicas en Reino Unido. Este departamento se encuentra entre aquellos quienes apoyaron la realización del estudio.
Esta no es la primera vez que se aborda el papel de cantar en la transmisión de una enfermedad respiratoria. Según una investigación de 1968 publicada en American Review of Respiratory Disease, sobre la implicación del canto en la propagación de la tuberculosis, el porcentaje de núcleos de gotitas generados por el canto es seis veces mayor al generado por hablar, es decir, una cantidad aproximadamente equivalente a la emitida por la tos.
Ante la evidencia disponible sobre el riesgo de contagio de la Covid-19, el distanciamiento social y la suspensión de actividades no esenciales parece ser el método más efectivo para evitar los contagios de coronavirus, por el momento, en actividades como el canto coral o bien, ante el riesgo que implican acciones como hablar en voz alta o gritar en lugares cerrados.
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