Foto: National Cancer Institute en Unsplash
El cáncer de hígado es una enfermedad diagnosticada en 800 mil personas a nivel mundial cada año, según datos de Sociedad Americana del Cancer, constituyendo la principal causa de muerte por carcinoma. Ante esta situación, científicos de Mayo Clinic buscan tratamientos en viejas técnicas como la radioembolización.
La radioembolización actúa enviando esferas radiactivas microscópicas por medio de los vasos sanguíneos que llegan al tumor y matan las células cancerosas. "Es como una pequeña bomba radioactiva que se envía directamente donde más se la necesita", explicó a NotiPress el dr Beau Toskich, radiólogo intervencionista especializado en oncología de Mayo Clinic en Florida.
Técnica surgida en los años 60, anteriormente se usaba solo como paliativo para frenar la evolución de este cáncer en pacientes sometidos a quimioterapia, pues no se reconocía su potencial curativo. Pero Toskich y sus colegas realizan investigaciones para reconsiderar esta tecnología y buscar métodos nuevos para maximizar su capacidad de beneficiar a una mayor cantidad de pacientes.
Para tratar la mayoría de los tipos de cáncer, la radioterapia se origina fuera del cuerpo, penetrando la piel, los huesos y órganos contiguos hasta llegar a las células malignas. Este es un proceso que necesariamente debe limitar la cantidad de radiación administrada para evitar dañar órganos o tejidos contiguos al tumor. Sin embargo, Toskich y sus colegas descubrieron en muchos tumores hepáticos una propiedad singular que facilita su tratamiento con radioembolización.
Resulta más fácil atacar estas células porque su suministro de sangre depende casi por completo de unas pocas arterias. Si la radioembolización se administra únicamente por las arterias hepáticas que abastecen al tumor, se pueden administrar dosis más altas de radiación de manera segura. "Es como una explosión nuclear controlada que rodea al cáncer, y la exposición a radicación de las partes del hígado que no necesitan tratamiento es poca o nula", afirmó Toskich.
Esta investigación se centró en mapear las áreas específicas de abastecimiento de sangre del hígado por medio de sondas y mini tomografías computarizadas. Ello para identificar los vasos sanguíneos responsables de nutrir al tumor del paciente. Una vez completo el mapeo, el paciente suele recibir el tratamiento durante una única sesión ambulatoria. A medida que la radiación surte efecto con el paso de los meses, el hígado usa sus capacidades regenerativas inherentes para recuperarse de la pequeña parte tratada junto con el tumor.
Otra investigación llevada a cabo por en conjunto con el dr Kabir Mody, oncólogo de Mayo Clinic en Florida, busca determinar si la radioembolización puede estimular la respuesta inmunitaria del cuerpo para combatir el cáncer de hígado. "Creemos que también se podría usar como tratamiento curativo en pacientes con cáncer de hígado incipiente", señaló el dr y cirujano Tushar Patel, quien también colabora en dicho proyecto. Descubrieron, pacientes que recibieron un transplante de hígado sujeto a altas dosis de radioembolización mostraban muerte celular total en aproximadamente la mitad de los tumores tratados.
En última instancia, el equipo de oncólogos de Mayo Clinic busca aumentar la cantidad de pacientes con cáncer de hígado que son candidatos para cirugías de extracción de tumores. Ya sea por medio de métodos como la resección o el transplante, o mediante tratamientos de radioembolización. Gracias a las altas dosis de radiación que permite administrar este método de forma segura, las investigaciones, aún en etapas tempranas, muestran resultados prometedores.
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