Ciudad de México,
Andrés Zimbrón
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Una nueva amenaza para las personas podría estar centrada en la resistencia a los antibióticos, uno de los mayores problemas de salud sin contar la seguridad alimentaria y desarrollo. La resistencia a los antibióticos es un fenómeno natural, aunque el uso indebido de estos fármacos en el ser humano está acelerando el proceso.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los antibióticos son medicamentos utilizados para prevenir y tratar las infecciones bacterianas. La resistencia a los medicamentos se produce cuando las bacterias mutan al uso de los mismos causando infecciones al ser humano y se vuelven problemas de salud más difíciles de tratar.
La resistencia a las medicinas hace que se incrementen los costos médicos y se prolonguen las estancias hospitalarias aumentando aún más la tasa de mortalidad. Aunque se desarrollen nuevos fármacos, si no se modifican los malos hábitos de automedicarse, la resistencia a los medicamentos seguirá representando una gran amenaza.
Asimismo, los expertos en salud de la OMS señalan que es necesario cambiar con urgencia la forma de prescribir y utilizar los antibióticos. Los cambios de hábitos también deben incluir medidas destinadas a reducir la propagación de las infecciones con vacunas, lavado de manos, seguridad en las relaciones sexuales y una buena alimentación.
En 2017 un estudio de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) confirmó que debido a la resistencia de las medicinas en el mundo mueren cerca de 700 mil personas al año. El escenario que manejan los expertos en sus estudios es, de no cambiar la situación, esta cifra podría llegar a 10 millones al año en 2050.
Cabe señalar, una de las regiones más comprometidas ante este problema es Asia, quien podría alcanzar los 4,7 millones de decesos para 2050. África con 4,1 millones, seguido de América Latina con 392 mil muertes, Europa con 390 mil, Norteamérica con 317 mil y Oceanía con 22 mil muertes para el periodo.
Este problema que amenaza a la población mundial está centrado en la adquisición sin receta médica de medicamentos. La aparición y propagación de la farmacorresistencia empeora, sobre todo en países que carecen de directrices terapéuticas normalizadas, el personal sanitario y quienes consumen fármacos en exceso.
Si bien, la resistencia a los fármacos se acelera con el uso indebido y abusivo de los medicamentos, se pueden adoptar medidas en todos niveles para reducir el impacto y limitar su propagación. La OMS recomienda tomar antibióticos únicamente cuando lo prescriba el doctor o profesional sanitario certificado, no pedir antibióticos a especialistas de la salud cuando no son necesarios. También no utilizar los fármacos que hayan sobrado a otros y siempre seguir las instrucciones de los profesionales respecto al correcto uso de los medicamentos.