Ciudad de México,
Jorge Cerino
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Un reciente informe elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala, los niveles de hambre e inseguridad alimentaria aumentaron en América Latina y el Caribe desde 2015. Dicho informe fue realizado en conjunto con otras agencias internacionales y afirma que la prevalencia del hambre fue de 9,1 por ciento durante 2021, la cifra más alta en quince años. Esto aleja a la región de alcanzar una de las metas de desarrollo sostenible para fin al hambre y lograr la seguridad alimentaria.
Además, el número de personas que padecen hambre se encuentra en su punto más alto desde el año 2000, con un aumento del 30% entre 2019 y 2020. Esto según un comunicado del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), otra de las organizaciones participantes, la cual también señala que cuatro de cada diez personas sufrieron inseguridad alimentaria durante 2020. De acuerdo al informe, en América Latina y el Caribe hubo insuficiencia de alimentos moderada o grave del 41%, además de una prevalencia de inseguridad alimentaria grave del 14%.
Si bien, gran parte de esta situación puede atribuirse a la pandemia de Covid-19 y la reducción de ingresos en millones de personas en la región, ésta no es la única responsable. Según el informe, las cifras de hambre regionales han aumentado durante seis años consecutivos en América Latina y el Caribe. Diversos factores han desviado al mundo del camino hacia la erradicación del hambre y la pandemia se encargó de exacerbar dicha tendencia, lo que podría explicar el aumento significativo de las cifras entre 2019 y 2020.
Los países donde se registra una mayor prevalencia de subalimentación en el período de 2018 a 2020, son Haití (46.8%), Venezuela (27.4%) y Nicaragua (19.3%). También Guatemala (16.8%), Honduras (13.5%), Bolivia (12.6%) y Ecuador (12.4%) registran una prevalencia importante. El resto de los países tienen una subalimentación inferior al 10% y en el caso de Brasil, Cuba y Uruguay el nivel es menor al 2.5%.
Asimismo, el informe asegura que desde el trienio de 2013 a 2015, la prevalencia del hambre en la región tiende al alza. En ese período el aumento de la insuficiencia de alimentos fue significativo en Colombia, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Suriname y Venezuela. Bajo la misma línea, en dicho trienio y el período 2018 a 2020, hubo un aumento significativo del hambre en Venezuela, con una prevalencia de 27.4%. Por otra parte, Ecuador y Perú mostraron incrementos mayores a 3 puntos porcentuales, mientras en México el alza fue de 2.8 puntos porcentuales. Mientras tanto, Bolivia y El Salvador mostraron mejores cifras entre ambos trienios, con reducciones en la prevalencia de la subalimentación de -2.2 y -2.1 puntos porcentuales respectivamente.
El informe concluye que estas tendencias de incremento del hambre no se revertirán si no se transforman los sistemas agroalimentarios. De acuerdo con los expertos, es necesario fortalecer dichos sistemas y hacerlos lo suficientemente eficientes, resilientes, inclusivos y sostenibles para proporcionar una dieta saludable para todos en el mundo.
La seguridad alimentaria es un tema de gran preocupación global, sobre todo por el empeoramiento de la situación durante la pandemia y por las amenazas del cambio climático. En tanto algunos científicos pronostican una disminución del rendimiento de los cultivos de maíz y trigo, otros investigan opciones para aprovechar los gases de efecto invernadero para mejorar la producción alimentaria. Mientras tanto la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció desde 2020 que no se alcanzarán para 2030 los objetivos del desarrollo sostenible debido a la pandemia. Incluso se habló entonces de un retroceso de los avances hacia las metas establecidas, con un primer aumento en la pobreza global desde 1998.
Ante esta perspectiva y los datos disponibles, los gobiernos de los países junto a las organizaciones internacionales, deben trabajar con urgencia para combatir el hambre en el mundo. La seguridad alimentaria es parte fundamental de los derechos humanos y es imperativo contrarrestar estos niveles históricos de hambre en América Latina y otras regiones del mundo.