
Foto: Gustavo Torres (NotiPress)
Un análisis de la Gaceta UNAM advierte que entre 2010 y 2030, la Ciudad de México perderá en promedio 219 hectáreas de áreas verdes por año. Esta estimación se basa en proyecciones del crecimiento urbano, la transformación del uso del suelo y la desaparición progresiva de cobertura vegetal en entornos habitacionales. Las superficies arboladas dentro de la capital cumplen funciones ambientales esenciales que se ven comprometidas ante esta tendencia sostenida.
Especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México han documentado los impactos directos de la pérdida de vegetación en zonas urbanas, entre ellos, el aumento en la temperatura ambiente, la disminución de la captación de agua pluvial y la reducción de la calidad del aire. Estos efectos se agravan en áreas con escasa infraestructura verde, donde el acceso a servicios ecosistémicos es limitado.
Igualmente, en medio de esta situación, algunas personas organizadas han impulsado acciones locales para recuperar espacios afectados por la degradación ambiental. Una campaña pública organizada en la plataforma GoFundMe reunió más de 25 mil pesos para adquirir aproximadamente 400 árboles de especies nativas, destinados a zonas con baja densidad de cobertura arbórea en la capital y su zona metropolitana.
La iniciativa fue liderada por Carlos Alberto Valecillo Ochoa a través del colectivo Ciudad Bosque, con el propósito de intervenir en territorios urbanos sin acceso adecuado a vegetación. El proyecto incluyó la compra de herramientas básicas, la planificación de jornadas de plantación y la identificación de especies compatibles con el ecosistema local.
Recaudación ciudadana
NotiPress tuvo acceso al contenido publicado en la plataforma de recaudación, donde se detallan los objetivos, la aplicación de los recursos obtenidos y el seguimiento de las actividades realizadas. La documentación también incluye actualizaciones sobre los espacios intervenidos y la colaboración con voluntarios en la ejecución del programa.
Si bien los datos de la Gaceta UNAM exponen un panorama de pérdida constante de espacios verdes, este tipo de campañas muestra que ciertos grupos comunitarios han respondido mediante estrategias autofinanciadas. Las acciones promovidas no reemplazan políticas públicas ni mecanismos estructurales de conservación, pero permiten recuperar puntos específicos y crear zonas de amortiguamiento en áreas marginadas. Además, se convierten en una referencia, incluso para los gobiernos.
Así, la evidencia presentada por la universidad resalta una problemática que involucra múltiples factores urbanos. Frente a este escenario, las acciones financiadas por aportaciones individuales documentan una modalidad de intervención directa, con un enfoque en la recuperación de funciones ecológicas básicas en espacios vulnerables.
Proyectos de este tipo utilizan plataformas digitales para movilizar recursos, compartir resultados y mantener la transparencia. Aunque su impacto es acotado en relación con la magnitud del problema, constituyen ejemplos verificables de participación social frente a un contexto de transformación territorial acelerada.
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