
Foto: Gobierno de México
Una escena insólita en el corazón de Los Ángeles encendió las alarmas: un manifestante salta desde un taxi autónomo en llamas mientras las redadas migratorias se intensifican. A cientos de kilómetros, desde Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo lanza un mensaje usual: paz para Estados Unidos.
En un contexto marcado por la movilización de marines y más de 2 mil elementos de la Guardia Nacional estadounidense, la mandataria mexicana cuestionó con firmeza el despliegue militar ante protestas por las redadas del ICE, y pidió detener la estrategia represiva. "Nuestra posición siempre será de defensa para los mexicanos que viven en Estados Unidos", afirmó.
Lo que más llamó la atención fue su llamado directo al presidente Donald Trump: evitar la promoción de actos violentos frente a manifestaciones de migrantes. El mensaje no fue aislado. Vino acompañado de una propuesta clara: una reforma migratoria integral construida en conjunto con los países de América del Norte.
Mientras las redadas generan escenas propias de películas distópicas y artistas como Pepe Aguilar responden con corridos de resistencia, Sheinbaum insistió en que la migración no es un fenómeno aislado ni criminal, sino una consecuencia directa de la desigualdad y la falta de oportunidades.
"La economía norteamericana depende de los migrantes", dijo en la mañanera del 10 de junio, al tiempo que pidió reconocer su papel más allá del discurso político. Según Sheinbaum, atender las causas estructurales en los países de origen no solo evitaría la migración forzada, sino también reduciría los delitos de alto impacto.
Ante un fenómeno que ya trasciende fronteras, la presidenta mexicana pidió solidaridad y manifestaciones pacíficas. Y dejó claro que, frente a la fuerza, su estrategia será resistir con diálogo, propuestas y defensa internacional.
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