
Foto: Sergio F Cara (NotiPress)
El martes 22 de abril, el peso argentino mostró una apreciación frente al dólar estadounidense tras la implementación de una nueva banda de flotación del tipo de cambio. Según información proporcionada a NotiPress por Quasar Elizundia, estratega de investigación de mercados en Pepperstone, esta reacción del mercado se produjo luego de la eliminación parcial de los controles de capital por parte del gobierno.
Así, el valor de la divisa argentina se ubicó cerca de los 1.000 pesos por dólar, lo cual representa un cambio significativo respecto a la paridad móvil previa. Este giro en la política monetaria, si bien puede inducir cierta volatilidad en el corto plazo, representa una modificación estructural orientada hacia la normalización de las operaciones financieras y la atracción de capital externo.
Por otro lado, el índice de confianza del consumidor se mantuvo en 44,10 puntos durante abril. Este resultado representa una estabilización tras avances recientes en el mismo indicador. Dentro de los componentes medidos, el rubro de bienes duraderos registró un aumento interanual del 184%, lo cual podría interpretarse como una señal de optimismo en el consumo de productos de largo plazo.
Sin embargo, este entusiasmo contrasta con otras señales que indican un debilitamiento de la actividad económica. El indicador adelantado, diseñado para anticipar la evolución del ciclo, registró un descenso del 2,1%, lo que refleja una disminución en el impulso de crecimiento.
Además, Elizundia informó que la probabilidad de abandonar la fase actual de expansión se incrementó hasta el 42,86%, una cifra que sugiere mayor vulnerabilidad en el entorno económico. Aunque la confianza en el consumo experimentó un avance, esta no se vio acompañada por una mejora en las expectativas macroeconómicas.
En el plano internacional, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ajustó al alza su previsión de crecimiento para Argentina, al tiempo que redujo su proyección para América Latina a 2%. Este recorte se atribuye a factores como tensiones comerciales, condiciones financieras más estrictas y un panorama menos favorable para economías clave como Brasil y México. De trasladarse estos efectos a los vínculos comerciales, podrían presentarse nuevos desafíos para la economía argentina.
Mientras tanto, los mercados centran su atención en los próximos datos de inflación y en el ritmo de los ajustes dentro de la banda monetaria. Dichos elementos son esenciales para evaluar la sostenibilidad del nuevo camino económico adoptado por el país.
De este modo, el conjunto de datos refleja un escenario económico marcado por contrastes: señales de confianza en el consumo conviven con indicadores que evidencian cierta fragilidad estructural. Las decisiones adoptadas recientemente por el gobierno y sus impactos serán seguidos de cerca tanto por actores locales como internacionales.
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