Ciudad de México,
Judith Moreno
Crédito foto: Presidencia Colombia
Rosa Yolanda Villavicencio asumió la Cancillería de Colombia el 3 de julio de 2025, tras la renuncia de Laura Sarabia, quien dejó el cargo debido a diferencias con el presidente Gustavo Petro. Este cambio se produce en un contexto particularmente delicado para la diplomacia colombiana, marcada por las tensiones con Estados Unidos, su principal aliado internacional. El nombramiento de Villavicencio genera cuestionamientos sobre su experiencia y las habilidades necesarias para afrontar los retos diplomáticos, entre ellos la crisis con Washington.
Villavicencio, economista de formación, tiene una vasta trayectoria en temas de migración y cooperación internacional. Durante más de dos décadas en Europa, defendió los derechos de los migrantes y promovió la integración de las comunidades latinoamericanas. También fue diputada en la Asamblea de Madrid, convirtiéndose en la primera mujer latinoamericana en ocupar un escaño en esta institución. Sin embargo, su carrera ha sido criticada, especialmente por la falta de experiencia en relaciones exteriores, aspecto clave en su nueva posición.
En su etapa previa al nombramiento como canciller, Villavicencio fue viceministra de Relaciones Exteriores. A pesar de este cargo, sectores diplomáticos y políticos han puesto en duda su capacidad para manejar los asuntos más complejos de la política exterior, especialmente debido a su limitado dominio de idiomas extranjeros. La diplomacia internacional exige un profundo conocimiento lingüístico y geopolítico, habilidades que algunos analistas consideran que Villavicencio no ha demostrado plenamente.
Igualmente, la situación global representa un reto adicional para la nueva canciller. Colombia enfrenta una crisis diplomática con Estados Unidos, después de que ambos países decidieran llamar a sus embajadores a consultas, lo cual refleja una creciente tensión en las relaciones bilaterales. En este contexto, Villavicencio tendrá la responsabilidad de gestionar esta situación compleja, ya que cualquier decisión errónea podría agravar el distanciamiento entre las dos naciones.
Po otro lado, el conflicto comenzó luego de que el presidente Petro vinculara al secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, con una supuesta conspiración contra su gobierno. Este episodio alimentó las tensiones y generó incertidumbre sobre el futuro de la cooperación bilateral. En este escenario, la gestión de Villavicencio será evaluada no solo por su capacidad para manejar estos temas, sino también por su habilidad para restaurar la confianza en las relaciones con Washington.
También, la canciller saliente, Laura Sarabia, defendió la importancia de mantener los canales de comunicación con Estados Unidos, destacando la diplomacia preventiva. En ese sentido, Sarabia hizo énfasis en la misiva enviada al Departamento de Estado por el presidente Petro, con el objetivo de evitar un mayor deterioro en las relaciones. Este acto refleja el esfuerzo por mantener una relación estratégica, y será un punto de partida para la nueva canciller.
Así, en medio de la incertidumbre política y los desafíos internacionales, la principal tarea de Villavicencio será equilibrar la necesidad de proteger los intereses de Colombia mientras gestiona una diplomacia activa. Esto requerirá una negociación constante con actores internacionales clave. Asumir la Cancillería en este periodo complejo resalta aún más la magnitud de la tarea que tiene por delante.
Finalmente, el futuro de la relación entre Colombia y Estados Unidos dependerá en gran medida de las decisiones tomadas por la nueva ministra, quien deberá demostrar habilidades diplomáticas más allá de su trayectoria en otras áreas. Su gestión podría marcar un hito en la diplomacia colombiana, no solo por el contexto en el que se inserta, sino también por la forma en que logre superar las críticas a su nombramiento.