Bogotá,
Martín Olivera
Crédito foto: Gobierno de Colombia
La compra de una nueva flota de aviones de combate por parte del Gobierno colombiano desató una ola de cuestionamientos. Esta situación ocurrió tras concretarse el contrato con la empresa sueca Saab por un número no especificado de aeronaves Gripen. La operación, presentada como una renovación estratégica de la capacidad aérea del país, fue criticada por sectores políticos y mediáticos que plantean dudas sobre el proceso de contratación, la elección del proveedor y la transparencia de los recursos involucrados.
El anuncio oficial se realizó el 4 de diciembre de 2025 en la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez, en Cali, durante una ceremonia de graduación de oficiales. En ese contexto, el presidente Gustavo Petro respondió a las críticas afirmando: "no nos hemos robado un dólar de Gripen, como grita la prensa de la oligarquía todos los días". También argumentó que la polémica responde, en parte, al hecho de que la flota no es de origen estadounidense: "Críticas nos llovieron en las últimas semanas, me lo habían advertido".
Petro explicó que los aviones fueron adquiridos nuevos a una empresa privada con respaldo nacional y la decisión, aseguró, incluyó una contraprestación tecnológica para el país. "Compramos la flota nueva a una empresa privada con respaldo nacional, porque se ofrecía una contraprestación, que en su primer punto, es saber la aeronáutica de Colombia por qué está atrasada", declaró.
Entre los compromisos asumidos por Saab, se contempla la reconstrucción del hospital San Juan de Dios en Bogotá con equipamiento avanzado. Además, se encuentra el impulso a la producción local de paneles solares flexibles en el Caribe colombiano. El presidente sostuvo que estos elementos justifican la elección del proveedor, al integrar beneficios sociales e industriales.
Durante su intervención, Petro criticó las condiciones de los aviones ofrecidos por otros países. "¿Cómo se les ocurre si me los vendieron de segunda mano? Y yo diría de tercera, los pilotos de Colombia no se deben montar en aviones de tercera mano", dijo. También cuestionó la falta de renovación en gobiernos anteriores, afirmando: "Se aburrieron de no haber hecho en 50 años, medio siglo, las labores que había que hacer para que los pilotos de Colombia no arriesgaran su vida en aviones que se podían caer en cualquier momento, hechos pedazos y remendados una y otra vez".
Más allá de las justificaciones oficiales, la compra fue objeto de controversia pública. Varios sectores señalaron la falta de información detallada sobre el monto total del contrato, los términos del acuerdo y el mecanismo de selección del proveedor. Hasta el momento, no se presentaron documentos oficiales que confirmen o desmientan las denuncias de corrupción o lavado de dinero vinculadas al caso.
La adquisición de los Gripen también reabrió el debate sobre la orientación de la política de defensa y el uso de recursos públicos. Para el presidente, esta operación marca un punto de inflexión: "Este Gobierno es el que renueva la tecnología de la Fuerza Pública, y los cerebros de la Fuerza Pública, sus saberes, y hasta el último día de este gobierno así será".