
Foto: Sergio F Cara (NotiPress)
Desde las elecciones presidenciales en Estados Unidos, los mercados financieros mostraron una volatilidad considerable, con el índice S&P 500 fluctuando en un rango de aproximadamente 175 puntos, según un análisis de Forbes. La incertidumbre política fue un factor determinante en este comportamiento, particularmente en lo relacionado con los aranceles y la política económica de la nueva administración.
La confianza de los consumidores también se ha visto afectada. Forbes reporta que tanto el índice de confianza de la Conference Board como el de la Universidad de Michigan retrocedieron respecto a los niveles alcanzados después de las elecciones. A esto se suma un aumento en las expectativas de inflación a corto plazo, reflejado en el incremento del swap de inflación de 1 año, que en febrero alcanzó su nivel más alto desde marzo de 2023.
El sentimiento de los inversores también mostró signos de deterioro. Según Forbes, la diferencia en el indicador Bull-Bear de la Asociación Estadounidense de Inversores Individuales (AAII) se ubicó entre las diez peores lecturas de los últimos 40 años. No obstante, históricamente, niveles extremadamente bajistas en este indicador han precedido a rendimientos positivos en los mercados bursátiles.
A pesar del contexto de volatilidad, la participación en los mercados aumentó. Según el análisis de Forbes, el índice de igual ponderación del S&P 500 superó al índice ponderado por capitalización en un 1,4% en lo que va del año. Esto representa una oportunidad para gestores activos, quienes pueden beneficiarse de una mayor amplitud en la participación del mercado.
En el ámbito laboral, mencionan que unos 77.000 empleados federales aceptaron el plan de retiro voluntario del Departamento de Eficiencia del Gobierno. Este número, si bien es significativo, equivale a aproximadamente un tercio del total de trabajadores que solicitan beneficios por desempleo en una semana típica en Estados Unidos.
Además, las solicitudes iniciales de desempleo aumentaron en la última semana de febrero, lo cual históricamente fue un indicador adelantado de una posible desaceleración en el consumo. Sin embargo, señalan que este incremento no parece estar vinculado a recortes masivos en el gasto público, ya que en las regiones más expuestas a esta situación las solicitudes disminuyeron.
El impacto de la incertidumbre política también se reflejó en el sector manufacturero. La encuesta ISM de manufactura en Estados Unidos mostró una ligera caída en febrero, con el subíndice de Nuevas Órdenes bajando de 55,1 a 48,6. Según Forbes, este descenso sugiere que las condiciones económicas no siguen una trayectoria lineal y que ciertos riesgos de desaceleración podrían estar emergiendo.
A pesar de estos desafíos, destacan que el consumidor estadounidense sigue en una posición sólida, respaldado por un mercado laboral estable y finanzas personales saludables. También señala que factores climáticos extremos pudieron haber distorsionado algunos datos económicos recientes, como ocurrió con el mes de enero, el cual fue el más frío en Estados Unidos desde 1988.
En los próximos meses, se espera que la evolución de las políticas económicas y fiscales tenga un papel crucial en la recuperación de la confianza y en la estabilidad de los mercados. Forbes menciona que medidas como la extensión de recortes impositivos podrían generar un impacto positivo en el sentimiento económico y la actividad financiera en Estados Unidos.
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