
Foto: Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia
Tras la designación de Mawlawi Gul Hasan como embajador de Afganistán en Rusia el 2 de julio, la administración de Vladimir Putin se convirtió en la primera en reconocer el gobierno del talibán. Bajo esta línea, el líder talibán Haibatulá Ajundzadá fortaleció sus alianzas pragmáticas con el Kremlin, así como con China y Emiratos Árabes Unidos.
De acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, la cooperación del Kremlin con Afganistán y el talibán tiene por objeto el desarrollo de infraestructura, energía, seguridad, transporte, agricultura y comercio. El embajador de Rusia en Kabul, Dimitri Zhirnov, informó que el reconocimiento del emirato islámico impulsará la relación entre los países, especialmente de cara a la historia de guerra entre Afganistán y la Unión Soviética.
La historia de la diplomacia entre estos países cobró importancia en el contexto de intervencionismo de Estados Unidos en Medio Oriente. A pesar de la guerra librada entre Afganistán y la Unión Soviética entre 1979 y 1989, la influencia geopolítica estadounidense después de la invasión a territorio afgano entre 2001 y 2021 fue clave para las alianzas entre Ajundzadá y los rivales del presidente Donald Trump.
Además de Rusia, China sigue el mismo camino. En la opinión de Mao Ning, descendiente del clan familiar al que perteneció el expresidente Mao Tse-tung y vocera de Relaciones Exteriores de China, el gigante asiático apoya a la política afgana. Asimismo, agregó que China respalda la decisión de relaciones bilaterales entre Rusia y el Talibán, durante una entrevista de prensa el 4 de julio.
Con motivo de acelerar la recuperación económica y fortalecer la infraestructura tras el golpe de estado y la intervención estadounidense, la vocera reiteró que Afganistán debe ser reconocido por la comunidad internacional. Como su homólogo en Rusia, la representante de asuntos exteriores destacó la importancia energética y comercial del emirato islámico del Talibán en Afganistán.
Por su parte, los Emiratos Árabes Unidos se posicionaron como el tercer aliado clave de Afganistán en agosto de 2024. Este evento se celebró con la designación de Mawlawi Badreddin Haqqani como un miembro del Talibán con labores de embajador en el territorio árabe, señaló el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Según el Foro Internacional del Golfo, las relaciones de los emiratos con el Talibán presentan tensiones históricas: desde la diáspora de los exiliados afganos, hasta las diferencias religiosas con la rama islámica en Afganistán. No obstante, al igual que Rusia, los Emiratos Árabes Unidos no consideran al estado afgano como una entidad terrorista, y abogan por la colectividad unida de países islámicos.
Finalmente, en el contexto de las relaciones bilaterales con Rusia, China, y Emiratos Árabes Unidos, la estrategia del Talibán consiste en generar alianzas con los rivales de Estados Unidos. Frente a los cambios geopolíticos de las elecciones del pasado 2024, Ajundzadá apuesta por los países con infraestructura en materia energética, así como miembros clave del bloque multipolar BRICS. Según el think tank OMFIF, estos países podrían desarrollar una economía del petróleo con paridad al yuan chino como respuesta a la política comercial estadounidense.
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