Ciudad de México,
Patricio Contreras
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Desde iniciada la alerta global por la nueva cepa de coronavirus descubierta en China a finales de 2019, numerosos esfuerzos a nivel internacional se han orientado a la fabricación de una vacuna capaz de generar inmunidad en la población de manera confiable y sin efectos indeseables. A pesar de que se cuentan alrededor de 163 vacunas en ensayos clínicos, son China y el Reino Unido quienes llevan la delantera en la carrera.
Según un estudio publicado por la revista médica The Lancet, son dos ensayos de vacunas los que han arrojado resultados prometedores en la producción de anticuerpos en sus pacientes. La primera, desarrollada en Inglaterra por la Universidad Oxford en colaboración con la farmacéutica Astra Zeneca, se denominada AZD1222 y conlleva un acuerdo de distribución masiva con el gobierno inglés en caso de que la vacuna supere el resto de las pruebas clínicas.
La segunda vacuna discutida por dicha publicación, viene de la mano del Instituto de Biotecnología de Beijing, apoyada por la farmacéutica privada CanSino Biologics, con sede en Wuhan. Ambas alternativas trabajan con el mismo tipo de vector viral, un virus modificado que genera una respuesta inmune segura en el cuerpo y ayuda a que el sistema inmunológico pueda detectar células infectadas por Covid-19.
Si bien, ambas vacunas reportan efectos secundarios como fiebres y dolores leves y temporales en el cuerpo, se consideran suficientemente seguras para iniciar las pruebas de fase 3. Informó Astra Zéneca que realizará estudios en Brasil, país que por su vasta infraestructura hospitalaria y alta tasa de contagios resulta un lugar ideal para las pruebas en condiciones naturales de la enfermedad.
Asimismo, el 20 de julio de 2020 la farmacéutica china SinoVac también arrancará pruebas de su vacuna en Brasil, que será aplicada a 9 mil voluntarios de todo el país bajo la dirección del Instituto Butantan y quienes igualmente lograron un acuerdo comercial para distribuir de manera prioritaria la vacuna entre los brasileños.
En medio de todo esto, el Centro Nacional de Ciberseguridad de Reino Unido anunció que organizaciones en Inglaterra, Canadá y Estados Unidos dedicadas a la investigación farmacéutica han reportado ciberataques por parte del grupo de hackers rusos conocido como APT29, quienes presuntamente están conectados con el servicio de inteligencia ruso. Mencionan que el objetivo no es el sabotaje, sino el robo de propiedad intelectual sobre el desarrollo de vacunas. Ante esto, el embajador de Rusia en Reino Unido ha negado categóricamente dichas acusaciones.
De las otras alternativas en estados menos avanzados de investigación, pero que igualmente han prometido resultados favorables tras terminar sus primeros ensayos clínicos, destacan las opciones desarrolladas por médicos del Hospital Militar de Moscú y la farmacéutica Moderna, en Massachussetts, compañía que pronto comenzarán pruebas de frase tres en suelo estadounidense.
Aún con las soluciones propuestas por Inglaterra y China, según pronósticos de la científica jefe de la Organización Mundial de la Salud, Soumya Swaminathan, no puede esperarse una vacuna efectiva sino hasta mediados de 2021. Sin embargo, con la premura y estado de alarma que ha dejado la pandemia, el desarrollo actual de vacunas parece ser el más acelerado que ha visto la humanidad.