Foto: Pedro Basilio (NotiPress)
Durante la semana nacional de la pequeña empresa, Estados Unidos se celebra la resiliencia y la importancia de estos negocios, que son considerados el motor de la economía. Las pequeñas empresas reflejan una parte fundamental de la economía estadounidense, no solo por su aporte al empleo y a diversas industrias, sino también por su papel esencial en la recuperación y expansión económica del país.
En el contexto de una pandemia mundial por Covid-19 que llevó al cierre de cientos de miles de pequeñas empresas, la administración de Joe Biden implementó medidas significativas para revertir la situación y fomentar un entorno próspero para los empresarios. Según declaraciones del presidente de Biden, desde su entrada en funciones, se trabajó intensamente en reformar programas como el Programa de Protección de Cheques de Pago, que proporciona ayuda rápida a miles de pequeñas empresas para mantener su nómina.
Además, el gobierno destinó 450 mil millones de dólares en ayudas para apoyar a 6 millones de pequeñas empresas, permitiéndoles cubrir sus gastos y mantenerse a flote. Estas medidas forman parte del plan de rescate estadounidense, que también incluye apoyo específico a 100 mil restaurantes y 225 mil centros de cuidado infantil, esenciales para que muchos padres puedan trabajar.
A tres años de estas implementaciones, Estados Unidos experimenta un auge histórico en la creación de pequeñas empresas, con una cifra récord de 17 millones de nuevas aplicaciones de negocio. Este fenómeno se acompaña de un crecimiento significativo en la propiedad de negocios por parte de afroamericanos y latinos, lo que contribuye al desarrollo económico y a la creación de empleos en las comunidades locales.
Con el objetivo de fortalecer aún más este sector, el gobierno de Biden promovió el acceso a capital y mercados a través de iniciativas gubernamentales que incluyen el aumento en la cuota de proyectos de infraestructura adjudicados a pequeñas empresas, como parte de la ley de infraestructura bipartidista. Este plan contempla la mayor inversión en la infraestructura nacional en generaciones, incluyendo carreteras, puentes, puertos y más, y destina 37 mil millones de dólares para que las pequeñas empresas se beneficien y creen empleos dignos.
De acuerdo a un comunicado de la Casa Blanca, el Gobierno también está trabajando para asegurar que cada hogar y empresa en América tenga acceso a internet de alta velocidad asequible para finales de la década, lo que permitirá a los empresarios acceder a más clientes y tener oportunidades justas en el mercado. Además, con la ley CHIPS y de Ciencia, se busca expandir la manufactura de semiconductores y asegurar que las industrias del futuro sean "hechas en Estados Unidos", apoyando a pequeños proveedores y negocios en todo el país.
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