Ciudad de México,
Ali Figueroa
Crédito foto: X @POTUS
Bajo la consigna "la guerra en Gaza ha terminado", el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reforzó su diplomacia y relaciones comerciales con los socios encargados de mediar el alto al fuego israelí: Catar, Egipto, y Turquía. Desde el inicio del segundo término en 2025, el mandatario adoptó una postura de presunto agente de la paz en Medio Oriente con la promesa del retiro de tropas y desarrollo de negocios.
El reconocimiento del pueblo palestino desde acciones como la aceptación del Estado de Palestina y el genocidio en Gaza incrementó el rechazo diplomático contra Israel. En este contexto, las ofensivas militares de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) contra Catar generaron el descontento del presidente Trump.
Tras una etapa de salud en la diplomacia entre los gobiernos de Estados Unidos e Israel, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, comentó que Trump es el mejor amigo que su gobierno ha tenido en la Casa Blanca. Sin embargo, el contraste con las anteriores administraciones encontró un final abrupto cuando el presidente de Estados Unidos exigió a Israel detener el fuego en la franja de Gaza.
A diferencia del discurso de su predecesor, el expresidente demócrata Joe Biden, Trump sostiene una política exterior subordinada a los negocios. Entre los casos clave del mapa político en 2025, se encuentran las negociaciones de minerales críticos para respaldar la milicia de Ucrania frente a la guerra con Rusia.
Si bien ambas administraciones continuaron con los financiamientos armamentistas y habilitadores económicos de Israel, el segundo mandato de Trump apuesta por los negocios con las potencias petroleras de Medio Oriente. Este comportamiento de la Casa Blanca fue reconocido por el primer ministro de Catar, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, con quien mantiene un comercio importante de combustibles fósiles.
Con un discurso de presunta paz en la región, el presidente de Estados Unidos aprovechó la coyuntura de Netanyahu para impulsar las relaciones comerciales con los países árabes alineados a sus intereses de negocios. Por ello, las acciones de Trump están respaldadas por una postura menos flexible respecto al desarrollo nuclear de Irán, cuyo territorio bombardeó el pasado 22 de junio.
La política del segundo mandato de Trump frente a Catar, Egipto, y Turquía podría apuntar a un diseño regional estadounidense para asegurar recursos críticos, especialmente el uranio enriquecido, opinó Chatham House. Esta influencia se encuentra en comentarios emitidos por el jefe del ejecutivo estadounidense, donde se encuentra el plan por convertir a Palestina en un centro turístico.
En el contexto de mediación de Estados Unidos en Medio Oriente, la figura del bloque BRICS representa un obstáculo para los intereses de Trump en la región. Con la visita del mandatario en Israel, el foco político regresó a los combustibles fósiles, donde Arabia Saudita cambió su disposición de comercio a favor del BRICS.