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El término "manchego" se ha convertido en una herramienta de posicionamiento comercial, sin reflejar el origen ni la calidad del producto al portar esa etiqueta. Así lo revela un estudio publicado por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), el cual documentó más del 90% de los quesos etiquetados como tipo manchego en México, sin provenir de ovejas manchegas ni mostrar relación con la denominación de origen española.
Durante el análisis, Profeco examinó 29 productos en puntos de venta del país, incluyendo quesos tipo manchego nacionales, procesados e imitaciones. Las diferencias más marcadas se encontraron en los ingredientes, el tipo de grasa empleada y el precio final al consumidor. El queso manchego español —el único con denominación de origen— alcanzó un precio promedio de 138 pesos por 100 gramos, mientras que algunas imitaciones mexicanas se comercializan desde 10 pesos por la misma cantidad.
Según la publicación, el queso manchego original debe elaborarse exclusivamente con leche de oveja de raza manchega y madurarse en regiones específicas de La Mancha. En contraste, los productos nacionales analizados utilizan leche de vaca, grasas vegetales o mezclas lácteas, ingredientes que no forman parte del proceso tradicional.
Además, el estudio reveló marcas procesadas, como Lala, Zwan Premium y Kraft Singles, las cuales destacan la palabra "manchego" en su etiqueta sin pertenecer a la categoría de queso. En todos estos casos, Profeco señaló una denominación capaz de inducir a error, debido a productos analizados sin cumplimiento de la Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010 sobre etiquetado.
Respecto a la variación de precios, los quesos tipo manchego elaborados en México registraron valores entre 19 y 35 pesos por 100 gramos, mientras que las imitaciones con grasa vegetal oscilaron entre 10 y 13 pesos. Esta diferencia de hasta ocho veces respecto al producto con denominación de origen representa una oportunidad de mercado para marcas nacionales, que aprovechan la familiaridad del nombre sin incurrir en los costos de producción asociados al modelo europeo.
Igualmente, en su análisis técnico, Profeco documentó solo un caso de los 29 productos analizados con presencia de leche de oveja. Los demás recurren a componentes como grasa butírica o vegetal, proteína láctea y almidones modificados, con composiciones variables según el segmento al cual se dirigen. Esto permite a los fabricantes abarcar desde consumidores de bajo poder adquisitivo hasta públicos interesados en productos "premium" sin importar el origen.
A nivel regulatorio, la ley mexicana permite el uso del término "tipo manchego" si se informa el tipo de leche utilizada y se respetan los criterios de etiquetado. Sin embargo, la comparación directa de precios y composición evidencia una diferencia sustancial en el producto que llega al consumidor y el que representa la tradición quesera europea.
Finalmente, el estudio recomienda revisar con detalle las etiquetas, sobre todo en productos a granel o procesados, donde suele omitirse el tipo de grasa o la denominación real del producto. El análisis técnico de Profeco subraya cómo una misma palabra puede representar valores de mercado muy distintos, dependiendo de su uso dentro de las normas comerciales.
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