
Foto: Unsplash
Científicos lograron identificar señales de vida en rocas sedimentarias con una antigüedad estimada de 3.300 millones de años, utilizando una técnica basada en inteligencia artificial y análisis químico de alta resolución. Los hallazgos, publicados el 17 de noviembre de 2025 en la revista PNAS, ofrecen una nueva vía para rastrear biofirmas antiguas sin necesidad de estructuras fósiles visibles.
Procedentes del cinturón Barberton, en Sudáfrica, las muestras analizadas corresponden a la formación Josefsdal Chert, conocida por preservar algunos de los registros geológicos más antiguos de la Tierra. En estos sedimentos, los especialistas detectaron evidencia molecular asociada a organismos microbianos con capacidades fotosintéticas, lo cual indicaría una actividad biológica anterior a la acumulación masiva de oxígeno en la atmósfera.
En el estudio participaron más de 30 instituciones y centros de investigación. El conjunto total incluyó 406 muestras, entre ellas fósiles, tejidos modernos, meteoritos y compuestos sintéticos. A través de modelos de aprendizaje automático, los datos fueron procesados con una precisión del 93% al discriminar entre compuestos orgánicos de origen biológico y no biológico.
Mediante pirólisis acoplada a cromatografía de gases y espectrometría de masas, cada muestra fue transformada en una matriz con cientos de miles de elementos. En lugar de buscar compuestos específicos, el sistema identifica patrones complejos en la distribución molecular que permiten inferir si la materia tuvo un origen vivo.
Resultados adicionales mostraron que, entre 109 muestras de afinidad incierta, 32 presentaron probabilidades superiores a 60% de contener biomoléculas degradadas asociadas con seres vivos. Esta evaluación incluyó sedimentos del cratón Singhbhum en India y de la región de Pilbara, en Australia.
Así, una parte significativa del análisis también se centró en determinar la presencia de organismos fotosintéticos. En ese sentido, el modelo aplicado sobre muestras del grupo Gamohaan, con una antigüedad de 2.520 millones de años, arrojó una probabilidad destacada de que el metabolismo original implicara producción de oxígeno.
Varios materiales antiguos, si bien no alcanzaron el umbral de certeza en clasificación, exhibieron tendencias compatibles con firmas fotosintéticas degradadas. Esta información complementa la evidencia morfológica tradicional y amplía las posibilidades de detección en muestras donde los fósiles ya no están presentes.
Actualmente, el equipo de investigación trabaja en la expansión del modelo con más muestras fósiles y abióticas. Además, una parte del proyecto recibió financiación de la NASA, con miras a evaluar su aplicación en misiones a Marte y otras regiones del sistema solar.
Esta herramienta analítica no depende de estructuras visibles ni de moléculas completas, lo que la convierte en un recurso útil para explorar biofirmas moleculares en ambientes extremos o antiguos. El artículo completo, con los métodos y resultados detallados, está disponible en la plataforma de acceso abierto de PNAS.
DESCARGA LA NOTA SÍGUENOS EN GOOGLE NEWS