
Foto: Alan Cortés (NotiPress)
El auge global de servicios fintech que permiten pagar en cuotas ha facilitado el consumo, pero también evidencia un problema estructural: la falta de educación financiera. Klarna, pionera en el modelo "buy now, pay later" (BNPL), reportó recientemente pérdidas por 136 millones de dólares debido al incremento de impagos por parte de usuarios que no logran cumplir con sus compromisos financieros.
Con más de 100 millones de usuarios, las pérdidas no se reducen a un revés corporativo. Representan una alerta sobre una tendencia global: consumidores que acceden fácilmente a crédito digital sin contar con las herramientas básicas para gestionarlo. El Foro Económico Mundial, en su encuesta Global Retail Investor Outlook, reveló que cerca de un tercio de los encuestados tiene dificultades para cubrir sus obligaciones actuales, y uno de cada cinco prioriza el pago de deudas.
Así, el modelo BNPL ha evolucionado de alternativa a las tarjetas de crédito a convertirse en método habitual para pagar productos cotidianos, desde comida rápida hasta servicios de streaming. Este cambio de hábito, sin acompañamiento educativo, generó lo que especialistas califican como una "cultura de deuda invisible".
Para OlivePoint, emerge otro problema y es la falta de inversores. Ante este panorama, la educación financiera es clave en las nuevas generaciones y no solo el consumo. Ricardo Goldberg, cofundador de la firma, explicó en entrevista con NotiPress sobre la importancia de una cultura informada en materia de democratización de las inversiones.
A pesar de los beneficios que puede ofrecer el crédito flexible, el desfase entre innovación financiera y formación básica ha dejado a millones expuestos a decisiones de alto impacto económico. "No se trata de que el BNPL sea nocivo por definición, sino de que los consumidores no reciben la información necesaria antes de comprometerse", señala el informe del Foro.
Los datos sugieren que la deuda no es resultado exclusivo de errores individuales, sino de una falla sistémica en la preparación financiera. La falta de capacitación en temas clave como presupuesto, ahorro y endeudamiento responsable impide construir resiliencia económica frente a entornos de consumo cada vez más automatizados y rápidos.
Expertos proponen medidas como la integración de alertas y explicaciones en los procesos de compra, el rediseño de interfaces que promuevan decisiones informadas, y la implementación de funciones educativas en productos bancarios tradicionales. También instan a los gobiernos a establecer políticas que exijan transparencia y diseño justo en los servicios financieros digitales.
La urgencia de estas medidas se acentúa entre los jóvenes de 18 a 24 años, quienes adoptan con mayor frecuencia estos modelos de pago, muchas veces por necesidad. Sin educación financiera adecuada, esa necesidad puede transformarse en una trampa de deuda con consecuencias duraderas.
Construir una cultura de preparación financiera ya no es una opción, sino una obligación compartida. La carga no puede recaer solo en los consumidores cuando el sistema favorece el gasto instantáneo y oculta las consecuencias. Plataformas tecnológicas, instituciones financieras y gobiernos, tienen como mínimo la obligación de actuar con urgencia, no solo informando, sino formando. Si la innovación avanza sin educación, el resultado no será inclusión financiera, sino exclusión por deuda. El futuro económico de millones depende de equilibrar velocidad digital con conciencia financiera real.
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