Foto: Pixabay
Hoy en día las impresoras 3D se utilizan para gran cantidad de aplicaciones que en un principio no podrían haberse imaginado. Desde productos necesarios de una gran precisión en su producción hasta otros que causan risa en las personas, los objetivos a imprimir son demasiado variados; aquí una breve descripción de algunos de ellos.
La impresión en 3D tenía como primer objetivo la creación de piezas o componentes en el diseño industrial, pero la tecnología no acabó ahí y sus aplicaciones terminaron diversificándose a la medicina, arquitectura, astrofísica, educación, gastronomía, la industria del entretenimiento con figuras de acción, entre muchos otros campos.
En medicina, la impresora 3D ha sido de particular ayuda en el desarrollo de prótesis, ya que el escaneo del miembro permite crear partes del curso personalizadas para cada caso y con más avanzados materiales, hasta recrear la sensación y dinamismo del tejido real, como la impresora J750 Digital Anatomy.
Para la gastronomía también ha servido bastante bien, con diferentes ingredientes pulverizados y convertidos en pasta las impresoras de comida tienen la base; estos ajustes en la impresión permitieron la apertura de restaurantes con sólo comida impresa como ByFlow, la creación de formas únicas o imposibles por manos humanas como el chocolate de Modernist Cuisine o las obras de arte de Natural Machines, incluso en hacer nuevos moldes que con técnicas normales no serían factibles.
Justo los alimentos impresos tuvieron como primera aplicación el espacio, imprimir comida fue de los primeros usos dados por la NASA a las impresiones 3D. El último avance en el campo hizo posible la producción de tejido de carne de conejo, pescado y vaca en la Estación Espacial Internacional (ISE)
Asimismo, en el desarrollo de aplicaciones en el espacio además de comida se encuentra la impresión de piezas para posibles proyectos en el espacio que necesiten de precisión o materiales ligeros. Relativity Space trata de construir cohetes en 60 días con el objetivo de viajar a Marte.
Por supuesto, de las piezas pequeñas poco a poco se pasaron a otras de mayor tamaño, el caso más reciente es la creación de un barco de 7.6 metros con una megaimpresora de parte de la Universidad de Maine en el Centro de Estructuras y Compuestos Avanzados.
Otros casos de grandes construcciones con estas tecnologías demuestran la variedad de usos: Por un lado, en Colorado, Estados Unidos, un físico imprimió en su garaje la carrocería de un Lamborghini con el fin de recrearlo para su hijo; en otro caso, Be More 3D construyó una casa de hormigón de 32 metros cuadrados en 12 horas, como parte del Solar Decathlon Africa 2019, una competición internacional para diseñar y construir casas con tecnología solar.
Estos son sólo algunos ejemplos de las miles de aplicaciones posibles para una impresora 3D; siempre que se tenga el software de diseño, los materiales de impresión y una impresora con las adaptaciones suficientes puede crearse prácticamente cualquier cosa, lo que revoluciona ese campo y la industria, ofrece nuevas alternativas para el mundo.
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