Ciudad de México,
Martín Olivera
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Un nido de avispas con niveles de radiación diez veces superiores al umbral permitido fue encontrado el 3 de julio de 2025 en la planta nuclear de Savannah River (SRS), en Carolina del Sur, Estados Unidos. El descubrimiento se realizó en un poste cercano a tanques que almacenan residuos líquidos altamente radiactivos, dentro del perímetro de una antigua fábrica de armas nucleares.
Durante la Guerra Fría, esta instalación fue la encargada de producir plutonio para el armamento estadounidense. Desde su reconversión, se dedica a tratar más de 600 millones de litros de residuos acumulados. Actualmente, 129 millones de litros continúan almacenados en 43 tanques subterráneos activos. A pesar de los esfuerzos de limpieza, el hallazgo de este nido sugiere que ciertos residuos persisten fuera de las zonas controladas.
Según el Departamento de Energía, la radiación del nido se atribuye a la "contaminación heredada del sitio". La entidad encargada de la remediación, Savannah River Mission Completion, aseguró que no se encontraron avispas vivas y los insectos, de haber estado presentes, habrían acumulado menos radiación que el nido debido a su naturaleza biológica.
Representantes del grupo de observación Savannah River Site Watch cuestionaron la versión oficial. Su director, Tom Clements, expresó: "Estoy furioso, SRS no explicó de dónde provenían los residuos radiactivos ni si hay algún tipo de fuga en los tanques que el público debería conocer". Clements subrayó la importancia de identificar la especie de avispa involucrada, ya que algunas utilizan barro y otras vegetación, lo cual podría indicar el origen del material contaminado.
El fenómeno de animales expuestos a radiación fue documentado también en la zona de exclusión de Chernóbil, donde décadas después del accidente de 1986, persiste la discusión científica sobre los efectos de la radiación crónica. Algunos estudios informan sobre una fauna silvestre abundante, mientras otros reportan alteraciones genéticas y declive poblacional en aves, mamíferos e invertebrados.
Para el radioecólogo David Copplestone, "el núcleo del debate no es tanto si la radiación crónica tiene algún efecto en los seres vivos, sino a qué dosis los efectos se vuelven significativos". La situación en Savannah River, si bien de escala distinta, comparte elementos clave: residuos persistentes, fauna afectada y dudas sobre la seguridad ambiental a largo plazo.
En Chernóbil, tras la liberación de radionucleidos como cesio-137 y estroncio-90, la fauna comenzó a regresar a zonas deshabitadas. No obstante, los niveles de radiación continúan por encima de los naturales y los organismos siguen expuestos a dosis bajas constantes. La dificultad para medir los efectos reales a largo plazo complica las conclusiones científicas.
Según autoridades de Savannah River, la distancia de vuelo limitada de las avispas reduce la probabilidad de propagación fuera del área controlada. Aun así, el hecho de que una estructura orgánica no viva haya concentrado tanta radiación sin una fuente aparente inmediata genera nuevas interrogantes.