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En los últimos años, más gobiernos, organizaciones y personas alrededor del mundo se han concientizado respecto a los beneficios resultantes del plantar árboles en la reducción de dióxido de carbono de la atmósfera. No obstante, con planes de reforestación cada vez más grandes –como la del Foro Económico Mundial, con la propuesta plantar más de un billón de árboles–, los científicos advierten de la posibilidad de que el entusiasmo y la cantidad de dinero destinada a este tipo de proyectos podría no tener un sustento científico del todo correcto.
Si bien, la comunidad científica está de acuerdo en que los bosques y el plantar nuevos árboles pueden, en teoría, contribuir a disminuir la temperatura de la Tierra, existe la necesidad de llevar a cabo tales esfuerzos con un firme sustento científico. En este contexto dos nuevos estudios abordan la problemática, el primero está destinado a cuantificar la cantidad de carbono capaz de absorberse a nivel mundial con la recuperación de los bosques talados para la agricultura u otros fines. El segundo, a calcular cuánto carbono podrían atrapar los bosques en Estados Unidos si estos volviesen a abastecerse a su máxima capacidad con árboles recién plantados. Ambos estudios presentan resultados alentadores, pero también problemáticas propias de cada escenario.
El primer estudio, publicado el 23 de septiembre de 2020 en la revista Nature, calcula un total de 678 millones de hectáreas (excluyendo zonas de cultivo y pastizales ecológicamente valiosos) capaz de albergar bosques secundarios (es decir, aquellos regenerados a partir de la intervención humana). Los nuevos bosques en esta área podrían absorber una cuarta parte de las emisiones de combustibles fósiles del mundo durante los próximos 30 años, según Susan Cook-Patton y sus colegas autoras y autores del estudio. Esa tasa de absorción es un 32% más alta que una estimación anterior, aunque la reducción total de carbono es un 11% más baja de lo estimado en 2017, debido entonces al uso de tasas demasiado altas para la ubicación de nuevos bosques potenciales.
Aunque reforestar estas 678 millones de hectáreas no es realista, Cook-Patton y colegas esperan que sus resultados ayuden a gobiernos interesados en la reforestación a estimar cuánta captura de carbono pueden esperar a partir de sus esfuerzos. No obstante, entre las problemáticas de este escenario se cuenta la tendencia a talar más frecuentemente los bosques jóvenes, con lugares donde los bosques secundarios duran apenas de 5 a 8 años o donde la mitad de los bosques reforestados vuelven a reducirse en 20 años.
Entre las recomendaciones dadas por los investigadores, se encuentra el impulsar a agricultores a plantar nuevos árboles a la par de sus cultivos o del cuidado de ganado, un método a menudo utilizado en la historia de poblaciones indígenas que manejan y modifican los bosques para hacerlos compatibles con sus propios usos.
Publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, el segundo estudio calculó cuántos árboles adicionales podrían contener los bosques de Estados Unidos. Con base en un inventario federal, los investigadores determinaron, más del 16% de los bosques de aquel país tienen menos del 35% de los árboles de los que son capaces de albergar. El reabastecer totalmente de árboles estas 33 millones de hectáreas de bosque permitiría capturar alrededor del 18% de las emisiones estadounidenses de carbono cada año, frente al 15% actual. Para esto, el país necesitaría expandir sus esfuerzos anuales de reforestación, de aproximadamente mil millones a 16 mil millones de árboles, afirman los autores del estudio.
Según los investigadores, plantar árboles tiene sentido en algunos lugares, pero existe la posibilidad de aumentar el riesgo de incendio si se realiza en áreas propensas a incendios. Además, en ocasiones la regeneración natural de los bosques resulta más barata que la reforestación, además de resultar en una mezcla más diversa de especies, con una mejor relación entre inversión de dinero y absorción de carbono. Los autores recomiendan, siempre valorar los posibles beneficios y consecuencias antes de comenzar la reforestación de cualquier sitio.
Ante la creciente amenaza del calentamiento global, el cuidado y mantenimiento de bosques es imprescindible. No obstante, los expertos subrayan la importancia de sustentar y medir científicamente los resultados de los esfuerzos de reforestación de bosques alrededor del mundo. Los autores de estos dos estudios esperan que sus investigaciones provean a gobiernos y organizaciones de mejores herramientas para valorar sus esfuerzos de reducción de emisiones de carbono mediante la conservación y reforestación de bosques.
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