¿Puede un juego cambiar la forma en que vemos a los robots? La ciencia dice que sí

 04-07-2025
Judith Moreno
   
Foto: University of East Anglia

Foto: University of East Anglia

Interactuar socialmente con robots, incluso sin apariencia humana, puede hacer que las personas los perciban como seres inanimados. Esta es la principal conclusión de un estudio publicado el 3 de julio de 2025 por la Universidad de East Anglia (UEA) en el Journal of Experimental Psychology.

El equipo de investigación, liderado por la doctora Natalie Wyer de la Escuela de Psicología de UEA, realizó experimentos con Cozmo, un robot de estructura cúbica y expresiones animadas. Durante el estudio participaron más de 100 personas divididas en dos grupos que tuvieron interacciones diferenciadas con el dispositivo. Uno de ellos sostuvo interacciones lúdicas previas con el robot mediante un juego social; el otro grupo tuvo un contacto meramente funcional.

Los resultados señalaron diferencias claras en la percepción del robot. El grupo que jugó con Cozmo comenzó a interpretarlo como un agente autónomo, mientras el segundo grupo continuó viéndolo como un simple dispositivo. Según la doctora Wyer, "cuando las personas interactúan socialmente con un robot, empiezan a percibir sus acciones más como las de un ser humano".

Igualmente, la investigación utilizó un criterio objetivo para evaluar este cambio de percepción. En condiciones normales, las personas suelen cometer errores sistemáticos al juzgar el tiempo de las acciones humanas. El estudio evidenció errores similares al observar las acciones del robot, pero únicamente entre quienes participaron en el juego social previo. Esta respuesta sugiere que el contexto social favorece la atribución de agencia mental a los robots.

Durante las pruebas, Cozmo no presentó ninguna apariencia humanoide. Aun así, los participantes lograron percibir sus movimientos como si fueran intencionales, luego de la interacción social. Esta conclusión resalta el peso del contexto en la percepción humana frente a máquinas diseñadas para desempeñar funciones sociales.

La doctora Wyer enfatizó la importancia de estos hallazgos al señalar: "Nuestro estudio arroja luz sobre un factor sutil pero poderoso en las relaciones humano-robot: la capacidad de pensar en ellos como agentes de acción independiente. Sin esto, incluso los robots más avanzados pueden ser vistos solo como máquinas".

Según la universidad, este tipo de investigaciones tiene relevancia en ámbitos donde los robots comienzan a ocupar roles sociales, como hospitales, hogares y centros de atención al cliente. El trabajo plantea implicaciones para el diseño de interacciones que promuevan una aceptación social más fluida.

Finalmente, el estudio sugiere que la percepción humana no depende únicamente de la apariencia tecnológica. La manera en que se establece el primer contacto con un robot puede transformar su papel en la vida cotidiana, pasando de ser una herramienta a un colaborador social.




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