Simulación computarizada revela secretos de ondas y actividad sísmica de los océanos

 15-11-2020
Ricardo Cocoletzi
   
Foto: Pexels

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Cuando una guitarra es tocada, las vibraciones de la cuerda viajan a través de toda su extensión, igualmente las ondas vibracionales producidas en el planeta viajan alrededor del mismo. Terremotos, volcanes y el bullicio de la actividad humana propician algunas de estas ondas sísmicas; no obstante, muchas más reverberan por las tormentas oceánicas y el impulso del viento.

Al ocurrir una tormenta, los vientos agitan los mares y el azote de las olas en la superficie interactúa de una manera única. Los golpes producidos generan una presión similar a pistones en el fondo marino y a su vez generan una corriente de temblores débiles en todo el globo. "Hay una huella de esos tres sistemas terrestres en estos datos sísmicos ambientales: la atmósfera, las capas exteriores rocosas de la Tierra y el océano", dijo la geofísica de la Universidad de Stanford, Lucia Gualtieri.

"Microsismos secundarios" es el nombre con el cual se les conoce a las pequeñas ondas sísmicas producidas por las tormentas oceánicas. Su naturaleza omnipresente y caótica hizo que los sismólogos las hayan ignorado durante mucho tiempo. "Cuando registra estas ondas, el registro sísmico parece un ruido aleatorio porque hay muchas fuentes, una cerca de la otra a lo largo del área extendida de una tormenta. Todos actúan al mismo tiempo y los campos de ondas resultantes interfieren entre sí", dijo Gualtieri.

Para mitigar este ruido, los investigadores desarrollaron la manera de extraer su información y utilizarlos a su favor, analizando la rapidez con que los pares de ondas viajan de una estación sísmica a otra. De esta manera, se obtiene información sobre los materiales por los que viaja. "Usamos ondas sísmicas como rayos X para escanear la Tierra", dijo Gualtieri.

Los científicos han estudiado y comprendido la fase vertical de los microsismos; no obstante, otro conjunto de vibraciones registradas en las tormentas oceánicas, aun resultan un misterio a estas vibraciones. Se les otorgo el nombre de "ondas de amor" en honor a Augustus Love, las cuales empujan las partículas de roca subterránea de lado a lado, y de manera perpendicular a su camino como si se tratase de una serpiente deslizándose.

Otra teoría alternativa sugiere que el origen de las ondas amor viene a partir del interior de la Tierra. Cuando los mares son azotados por el viento reducen la presión hacia el fondo marino, la estructura de mosaico sólido terrestre inferior responde con un zumbido. "Entendemos cómo los terremotos crean ondas de amor, pero nunca hemos descubierto exactamente cómo las crean las olas del océano", dijo Keith Koper, profesor de geología y geofísica en la Universidad de Utah.

Con el uso de una supercomputadora en el Laboratorio Nacional de Oak Ridge, los investigadores simularon las interacciones ocurridas entre las tormentas, olas del océano y la Tierra sólida durante períodos de tres horas. "Estamos usando la computadora como laboratorio, para permitir que las ondas sísmicas se propaguen desde fuentes realistas por todos los océanos del mundo, basándonos en la física conocida sobre cómo y dónde las ondas sísmicas son generadas por las tormentas oceánicas, así como también cómo se mueven a través de la Tierra", citó Gualtieri.

Tomando en cuenta los datos arrojados, se demostró que a partir de la geografía terrestre y un océano retumbante, las olas del amor emanaron de debajo del lecho marino. Cuando las ondas de Rayleigh y otras ondas sísmicas generadas por tormentas oceánicas encuentran zonas calientes o frías y diferentes materiales en su viaje lateral a través de la Tierra, el estudio sugiere una dispersión de su energía, volviéndose a enfocar después.

En el proceso, una parte del campo de ondas se convierte en ondas Love. "Si aplica esas fuentes de presión de las olas del océano que interfieren y espera, la Tierra le dará todo el campo de ondas", dijo Gualtieri. "Es la Tierra misma la que generará las ondas de Amor".




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