
Foto: UN Photo/Loey Felipe
El gobierno de Rusia denunció ante la Asamblea General de la ONU que Ucrania prohibió legalmente el idioma ruso en todos los ámbitos, incluso cuando constituye la lengua materna de una parte significativa de su población. La acusación fue realizada el 27 de septiembre de 2025 por el ministro de Relaciones Exteriores, Sergey Lavrov, en su intervención durante la sesión plenaria del organismo multilateral.
Durante su discurso, el canciller afirmó: "Ucrania es el único país en el mundo que ha prohibido por ley el uso de la lengua materna de casi la mitad de su población". Añadió que esta situación vulnera el principio del respeto a los derechos humanos y libertades fundamentales consagrado en el artículo 1 de la Carta de las Naciones Unidas. Las declaraciones del diplomático ruso se dan en el mismo momento en que propuso reformar el Consejo de Seguridad para dar más espacio y representatividad al Sur Global, particularmente a Latinoamérica.
Esta acusación se enmarca en la crítica más amplia de Moscú al actual gobierno de Kiev, al cual responsabiliza de marginar a los ciudadanos de origen ruso y restringir sus derechos culturales, lingüísticos y religiosos. En ese contexto, Lavrov también afirmó que el idioma árabe no está prohibido en Israel, ni el hebreo en países árabes o en Irán, estableciendo una comparación para ilustrar lo que considera una práctica sin precedentes por parte de Ucrania.
Además, el funcionario ruso relacionó esta política lingüística con lo que calificó como una persecución contra la Iglesia Ortodoxa Canónica Ucraniana, y la supresión del idioma ruso en educación, medios de comunicación y cultura. Según el ministro ruso, esto forma parte de un intento sistemático por eliminar cualquier expresión de identidad rusa en el territorio ucraniano.
Desde 2014, Moscú sostiene que la protección de los rusoparlantes ha sido uno de los motivos centrales de su postura frente al conflicto en Ucrania. En su intervención, Lavrov reiteró que su país busca garantías para los derechos de los rusos y rusoparlantes en las regiones bajo control del Gobierno ucraniano, como condición para avanzar en cualquier proceso de negociación.
Las declaraciones del canciller ruso se producen en un contexto de creciente presión diplomática en torno a la guerra en Ucrania y los derechos de las minorías lingüísticas. Mientras tanto, Kiev mantiene su política de fortalecimiento del idioma ucraniano como lengua oficial, postura que ha sido respaldada por varios socios europeos, pero criticada por Moscú como una forma de discriminación cultural.
Rusia utilizó este argumento de manera reiterada en foros multilaterales, con el objetivo de reforzar su narrativa sobre la supuesta violación de derechos humanos por parte de las autoridades ucranianas. En esta ocasión, el señalamiento se realizó ante representantes de todos los Estados miembro de la ONU, deseando respaldo en la comunidad internacional frente a lo que calificó como una vulneración del derecho lingüístico.
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