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Hace 40 años, el virus causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), el VIH, fue descubierto como un agente capaz de debilitar el sistema inmune y prolongar su infección hasta la muerte. A pesar de significantes avances en diseñar una vacuna para esta enfermedad, aún no existe una manera efectiva de curarla, tampoco de preparar al cuerpo para prevenirla. Una de las principales razones por la cual no se ha inventado la vacuna es por lo prolongado de la infección, pero también los recurso económicos y características del virus retrasan la vacuna.
En el año 1984, la entonces secretaria de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, Margaret Heckler, informó, la vacuna contra el SIDA estaría disponible en dos años. Sin embargo, a finales de 2019, la pandemia de VIH dejó más de 75 millones de personas infectadas en el mundo y aproximadamente 32 millones 700 mil personas perdieron la vida.
La prolongación de la infección del VIH es sólo una de las razones por las cuales todavía no existe una vacuna contra el SIDA actualmente. Además, este virus tiene la habilidad de mutar fácilmente y resultar en diversas variantes capaces de evadir el sistema inmune. Por otra parte, los recursos empleados en el desarrollo de la vacuna contra este virus han sido destinado para investigaciones específicas y no para generar un equipo concreto en esta labor.
Según Susan Zolla-Pazner, inmunóloga de la Escuela de Medicina Icahn, compara la creación de la vacuna contra la Covid-19 con el proceso del desarrollo de una inmunización contra el SIDA. Para Zolla-Pazner, el dinero invertido en el desarrollo de la vacuna contra el coronavirus fue lo mejor para poder crear la inmunización. Incluso el laboratorio Johnson & Johnson utilizó los avances en la vacuna contra el SIDA para crear la inmunización contra la Covid-19; la cual consiste en introducir una proteína con la información del virus.
Otro de los retos a vencer para la creación de esta inmunización es poder atacar el virus directamente con el fármaco suministrado, pues este se esconde entre la información genética. "El cuerpo reconoce estos azúcares como ‘uno mismo’" y no como un virus, afirmó Barton Haynes, inmunólogo del Instituto de Vacunas Humanas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke.
Un ensayo clínico conocido como RV144, se encargó de probar una vacuna contra el SIDA, sin embargo, luego de seis dosis suministradas, los pacientes sólo presentaron anticuerpos ante algunas variaciones del virus. Tanto ellos como los científicos esperan poder continuar con el ensayo y lograr respuesta inmune contra más variantes del VIH. "El objetivo es elaborar una vacuna que inste a las personas vacunadas producir anticuerpos similares cuando se expongan a fragmentos virales específicos", señaló Kevin Saunders, investigador del Duke Human Vaccine Institute.
Hoy en día, sólo tres personas han logrado curarse de la infección del VIH y luego de haber sido diagnosticados con SIDA. Desarrollar la vacuna contra esta enfermedad representaría acabar con una infección que para el resto de las personas puede durar toda la vida.
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