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En ningún otro ámbito la importancia de la biodiversidad para el desarrollo sostenible es más esencial que en los océanos. La biodiversidad marina, es un aspecto clave de los tres pilares del desarrollo sostenible; económico, social y ambiental.
Los océanos son una de las principales reservas de biodiversidad en el mundo, pues constituyen más del 90 por ciento del espacio habitable del planeta y contienen unas 250 mil especies conocidas. Su importancia no es de ahora, los científicos afirman que durante el periodo Cenozoico, los océanos más cálidos albergaban una amplia variedad de especies con roles funcionales más importantes.
Igualmente, la temperatura del océano configura la biodiversidad y los patrones biogeográficos a lo largo de las escalas del tiempo geológicas. Estudiar los patrones de cambio en la biodiversidad ha sido de gran ayuda para los científicos, sobre todo, para entender los impactos ecológicos a largo plazo.
De acuerdo con la American Association for the Advancement of Science (AAAS), la estructuración espacial y temporal de la biodiversidad puede medirse en términos de riqueza de especies. Es decir, el número total de la fauna marina puede determinar los rasgos comunes que comparten los animales en una misma línea de tiempo y en una zona determinada.
Asimismo, los océanos son fundamentales para el funcionamiento saludable del planeta, pues suministran la mitad del oxígeno que respiramos. Cada año, absorben un 26% de las emisiones antropógenos de dióxido de carbono emitidas a la atmósfera. Encima, cada vez hay más evidencias sobre su papel esencial en la salud del planeta y el bienestar social. Por ejemplo, la pesca y acuicultura, quienes son las principales actividades que se sirven de los mares, representan una fuente importante de ingresos económicos.
Entender esta relación es primordial, pues los recientes estudios ecológicos en la fauna marina sugieren que un cambio en los ecosistemas marinos, en un futuro, podrían generar alteraciones importantes para el planeta. Las presiones y cambios de temperatura repentinos, afectan negativamente a la vida marina, además, socavan y ponen en peligro el funcionamiento saludable de la Tierra.
Según los investigadores, la biodiversidad y los ecosistemas marinos están estrechamente vinculados con diversos factores, entre ellos la temperatura y el clima. Estas relaciones suelen ser complejas y dinámicas, por lo tanto, un cambio radical en la temperatura global podría afectar la sinergia existente. En ese sentido, la estructuración espacial y temporal de la biodiversidad, debe ser una prioridad para seguir midiendo con eficacia los términos de riqueza de las especies y no comprometerlas con cambios drásticos en los ecosistemas.
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