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Críticos y ambientalistas creen necesario mejorar y fortalecer las regulaciones y normas con respecto al tratamiento de aguas residuales de grandes compañías farmacéuticas, la contaminación por antibióticos no sólo afecta al ambiente sino que promueve la resistencia antimicrobiana de las bacterias.
Marcada como una de las más grandes amenazas a la salud mundial por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la resistencia antimicrobiana o farmacorresistencia abarca la resistencia a los medicamentos antibacterianos, antivirales, antiparasitarios y fungicidas.
Desde 2016, líderes de diferentes países se comprometieron para luchar contra la farmacorresistencia y en 2017, como respuesta de las farmacéuticas a este compromiso se formó la AMR Industry Alliance con más de 60 grandes empresas y firmas, al menos la tercera parte de las ventas en antibióticos en el mundo, para contribuir a la problemática.
Aunque las industrias se comprometieron con objetivos personales para disminuir la contaminación de aguas residuales, así a como disminuir su producción en las 'concentraciones previstas sin efecto' o PNEC, activistas y especialistas no consideran que se esté haciendo lo suficiente en el tema.
Las regulaciones previstas por la AMR Industry Alliance no contempla el tratamiento de aguas residuales, aún cuando existen estudios como el de la Universidad de Gotemburgo donde se deja en claro la presencia de bacterias en aguas residuales de farmacéuticas que colaboran con la farmacorresistencia.
Otros estudios con visiones más generales en la contaminación del agua, remarcan el peligro por la falta de regulaciones en el tratamiento de aguas residuales. El Water Joint Programming Initiative (Water JPI) asegura que los químicos contaminantes emergentes no son monitoreados y terminan en aguas residuales que, sin un buen tratamiento, terminan en aguas de cultivo o en el mar, dañando al planeta y al ser humano.
Sin regulaciones para las aguas residuales, la contaminación del agua y el medio ambiente con bacterias farmacorresistente tendrán un impacto directo en la salud de la población, lo que provocará mayores enfermedades y antibióticos cada vez más fuertes.
Organizaciones como Healt Care Without Harm (HCWH) opinan lo mismo sobre la problemática. En un comunicado, la ONG afirmó "necesitamos ir más allá de las iniciativas de autorregulación de la industria, existe una necesidad urgente de establecer un marco legislativo sólido para aumentar la transparencia y mejorar la coherencia en toda la cadena de suministro".
A pesar de la información a favor de una mejor regulación para las farmacéuticas por los daños a la salud y al ambiente que continuamente realiza, no existen grandes discusiones para volver este tan necesitado marco legislativo una realidad.
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