Foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
Cada año se detectan más de 25 mil casos de cáncer de próstata en México, según datos de la Secretaría de Salud. Siendo uno de los cánceres más mortíferos para los hombres, siete de cada diez pacientes solicitan atención médica en etapas avanzadas, cuando existe poca posibilidad de curación.
Urólogos alrededor del mundo hacen un llamado a la población masculina mayor a los 50 años para cuidar su salud y revisar su próstata. Este es el tumor más frecuente en los hombres y la tercera causa de muerte por cáncer, por detrás del de pulmón y colon.
Si es detectado en fases iniciales, el pronóstico para su curación es bueno. El problema es que muchos hombres se resisten a acudir al médico o al urólogo para solicitar el antígeno prostático específico (PSA). Carlos Albero, secretario de la Asociación Nacional de Pacientes de Cáncer de Próstata (Ancap), aseguró que esto se debe a cuestiones relacionadas con la masculinidad.
La masculinidad es un problema al detectar este tipo de cáncer, pues muchos hombres asocian la enfermedad con disfunción sexual e incontinencia urinaria. Además, muchos sienten rechazo a la prueba del tacto rectal, lo cual motiva el silencio en torno a la enfermedad.
Adicionalmente, el hombre tiende a dejar a lado su salud de forma más normal. Los varones van menos al médico, solamente acuden cuando están mal y las revisiones médicas no son parte de su agenda.
Según diversos urólogos, el cáncer de próstata no siempre está aparejado con la incontinencia urinaria o la disfunción sexual. Conforme los hombres envejecen, la próstata puede agrandarse y bloquear la uretra o la vejiga, produciendo dificultad para orinar o problemas en la función sexual. Este problema se conoce como hiperplasia benigna de próstata y puede tratarse con fármacos o una cirugía para corregirlo.
Los síntomas de la hiperplasia prostática benigna puede causar síntomas similares a los del cáncer de próstata. En la mayoría de los casos en los que el tumor es diagnosticado en una fase temprana, los pacientes suelen ser asintomáticos. Pero cuando crecen los tumores, pueden producir sangre en la orina, semen o impotencia sexual.
También existe el mito de que cuando se extrae la próstata, los hombres padecen de disfunción sexual e incontinencia urinaria. Sin embargo, las cirugías actuales preservan los nervios gracias a la laparoscopia y robótica, así como los tratamientos farmacológicos.
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