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Los recientes incendios en California han ocasionado la muerte de seis personas y destruido al menos 700 edificios. Este conjunto de incendios forestales que hasta ahora suman más de 500, según indica el gobernador del estado Gavin Newsom, es la segunda catástrofe natural más devastadora en la historia de California. De momento, las autoridades locales calculan, en total fueron arrasadas aproximadamente 240 mil hectáreas en todo el estado; además del impacto en el medio ambiente se encuentran los efectos colaterales de la catástrofe y ahora investigadores de Stanford analizan el impacto de los incendios forestales en la salud, pues aseguran tendrán una repercusión grave en la población local.
Tras hacer una revisión completa del sistema de registros médicos electrónicos del departamento de emergencias de Stanford, los investigadores compararon datos de emergencias de salud de los días más recientes en comparación con el período anterior a los incendios forestales y descubrieron que hubo un aumento en el asma, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Indicaron, las personas de la tercera edad tienen una mayor probabilidad de padecer alguno de estos últimos, después de dos o tres días de mala calidad del aire.
Hay más de 400 toxinas asociadas con el humo de los incendios forestales y estas tienen diversos efectos negativos en el cuerpo. Cuando entran en contacto con la sangre activan el sistema inmunológico, plaquetas y vasos sanguíneos, los cuales provocan inflamación en los coágulos que se alojan en el corazón o los vasos cerebrales dando como resultado ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares, respectivamente.
Por otra parte, una situación que agrava aún más el desastre es el hecho de que California es una de las áreas con mayores casos de Covid-19 y ahora con los incendios forestales las personas contagiadas tendrán una menor capacidad para combatir el coronavirus porque sus sistemas inmunológicos y respiratorios serán afectados gravemente por el aire contaminado. Debido al desalojo masivo, los casi 119 mil evacuados presentan dificultades al encontrar refugio porque los albergues están repletos y se niegan a ir a ellos por el miedo a contraer la enfermedad.
De acuerdo a los investigadores de Standford, esto es sólo una advertencia para tomar las medidas necesarias en la situación actual, ya que se sabe poco sobre el impacto a largo plazo de la exposición al humo de los incendios forestales en la salud. Por ello, ahora se enfocarán en estudiar la sangre de los bomberos en servicio y retirados, así como de miembros del público expuestos a grandes cantidades de humo, para analizar cómo el aire contaminado altera el sistema inmunológico con el tiempo y cómo los purificadores de aire y las máscaras pueden disminuir el impacto.
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