Foto: Sergio F Cara (NotiPress)
Un reciente informe elaborado por investigadores del CONICET y otras instituciones, a través de la Red de Seguridad Alimentaria (RSA), evaluó los riesgos de contraer trichinellosis en Argentina por el consumo de carne y derivados de cerdo. La trichinellosis, también conocida como triquinosis, es una enfermedad parasitaria causada por larvas de nematodes del género Trichinella, que afecta a personas y animales al ingerir carne cruda o mal cocida contaminada.
Según Fernando Fariña, investigador del CONICET y coordinador del estudio: "Si bien el parásito se encuentra ampliamente distribuido en animales de todo el mundo (con excepción del continente antártico), Argentina tiene una gran cantidad de casos año a año en comparación con otros países".
El informe señala que la trichinellosis es una enfermedad endémica y de notificación obligatoria en Argentina, transmitida principalmente por cerdos. Durante la década de 1990, los casos anuales en humanos crecieron considerablemente, alcanzando 5.217 personas afectadas en ese periodo. En 2023, se reportaron 1.103 casos en humanos, mientras que en 2020 se identificaron 80 brotes en cerdos domésticos.
"En Argentina, la trichinellosis es una de las enfermedades parasitarias de transmisión alimentaria que mayor impacto tienen en la salud pública", indicó Viviana Randazzo, investigadora de la Universidad Nacional del Sur (UNS) y coordinadora del informe. Las provincias más afectadas son Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, aunque en la última década la enfermedad mostró un aumento en su distribución geográfica.
Riesgo asociado a productos de sistemas no controlados
De acuerdo con el análisis cuantitativo de riesgo, el consumo de productos provenientes de sistemas sin controles sanitarios implica un mayor riesgo de contraer trichinellosis en comparación con aquellos provenientes de sistemas controlados. Aunque esta relación ya era conocida, el modelo utilizado permitió cuantificar el riesgo asociado.
Por otro lado, el estudio identificó factores clave en el riesgo de enfermar. En cortes de carne de cerdo, la dosis consumida fue la variable más relevante, mientras que en embutidos y salazones, el tiempo de almacenamiento tuvo mayor impacto.
No obstante, Randazzo advirtió que la falta de información suficiente sobre los sistemas no controlados de producción porcina dificulta una evaluación integral del riesgo: "Sería necesario mejorar el sistema de documentación y relevamiento de información, así como fomentar la colaboración entre las diferentes instituciones involucradas. Esto permitirá contar con datos oficiales en tiempo real y tomar decisiones basadas en evidencia sólida", afirmó la investigadora.
Este análisis siguió una metodología estandarizada, abarcando desde la producción primaria hasta el consumo de la carne. Se evaluaron tres categorías de productos: cortes cárnicos, embutidos y salazones. La investigación contó con la colaboración de expertos de diversas instituciones, incluyendo al Dr. Marcelo Signorini, del Instituto de Investigación de la Cadena Láctea (CONICET-INTA) y la participación de especialistas como Mabel Ribicich y Mariana Pasqualetti (CONICET-UBA), Melina Richardet (UNRC), Eliana Riva (UNCPBA) y Silvio Krivokapich (INEI-ANLIS "Dr. Carlos Malbrán"), entre otros.
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