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La crisis mundial del agua continúa en ascenso, afectando a más de un 40% de la población global. Según la UNESCO, en 2022, 2.200 millones de personas no tuvieron acceso a agua potable segura. En este contexto, la agricultura se posiciona como uno de los sectores más demandantes de recursos hídricos: representa el 72% de las extracciones globales, de acuerdo a la FAO en 2021. Aunque esencial para la seguridad alimentaria y el sustento de muchas comunidades, su uso intensivo de agua genera serias controversias.
Entre los cultivos con mayor demanda de agua, el arroz lidera debido a su método de producción. Este cereal básico en muchas dietas globales requiere 1.144 litros de agua por kilogramo producido, según la Water Footprint Network (WFN). China e India concentran la mayor producción mundial, con 145,95 y 135,76 millones de toneladas respectivamente en el período 2022-2023. A pesar de los desafíos, el arroz continúa siendo fundamental para millones de personas en Asia y América Latina, donde se mantiene como un alimento clave.
Otro cultivo intensivo en consumo de agua es la caña de azúcar, con una media de 1.280 litros por kilogramo. Su producción, impulsada por Brasil e India, alcanzó 1.900 millones de toneladas en 2022. En Brasil, la industria de la caña se ha diversificado hacia la producción de etanol, un biocombustible alternativo al petróleo. No obstante, la escasez de agua y eventos climáticos extremos como inundaciones y sequías han afectado las cosechas, desatando tensiones en el acceso al agua de las comunidades cercanas.
También la soja, esencial para la industria de alimentos y biocombustibles, figura entre los cultivos con una alta huella hídrica: 1.600 litros por kilogramo. Con Brasil, EE.UU. y Argentina como principales productores, la expansión de sus áreas de cultivo ha afectado a ecosistemas como la selva amazónica, generando críticas por el impacto ambiental y la deforestación. Eduardo Assad, experto en Ciencias del Agua, resalta que "la expansión de áreas productivas, dependientes de la deforestación, es lo que ha estado causando el incremento en la escasez de agua".
El algodón, un cultivo históricamente demandante de agua, destaca con una huella hídrica de 6.055 litros por kilogramo. India y China lideran su producción, aunque el impacto ambiental de su cultivo ha sido considerable en países de Asia Central, donde la sobreexplotación de los ríos Amur Darya y Syr Darya ha causado el dramático encogimiento del mar de Aral.
Finalmente, el aguacate, aunque con menor producción global, implica un uso intensivo de agua (938 litros por kilogramo) y se cultiva en zonas vulnerables al estrés hídrico, como Michoacán en México y Petorca en Chile. Estos territorios han experimentado una disminución crítica en sus fuentes de agua, lo que afecta directamente a las comunidades locales, obligadas a depender de camiones cisterna para su abastecimiento.
Expertos como Álvaro Lario, de ONU Agua, señalan que "el agua es un recurso finito y debemos protegerlo". Según Patricia Mejías, de la FAO, se requiere "gobernanza y transiciones en infraestructura para mejorar la eficiencia agrícola". Por su parte, Rick Hogeboom, presidente de la WFN, subraya la importancia de cuestionarse "quién se lleva la mayor parte del beneficio y quién carga con el peso de la producción".
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