¿Por qué los científicos argentinos están dejando sus laboratorios?

 31-05-2025
Judith Moreno
   
Portada | Internacional
Foto: X @RAICYT_Ar

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Miles de investigadores en Argentina alertaron sobre una crisis sin precedentes en el sistema científico nacional, impulsada por una fuerte reducción presupuestaria desde la asunción del presidente Javier Milei en diciembre de 2023. La situación ha derivado en paralización de proyectos, despidos masivos y migración de profesionales hacia otros países.

El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), principal organismo de ciencia en el país, atraviesa un momento crítico. Sus fondos operativos se han limitado a cubrir únicamente los sueldos, mientras numerosos institutos carecen de recursos para sostener el trabajo cotidiano en laboratorios y centros de estudio. Según el físico Fernando Stefani, de la Universidad de Buenos Aires, el financiamiento para proyectos, incluso aquellos ya aprobados, no se ha materializado en absoluto.

Igualmente, una de las consecuencias más visibles del ajuste se manifiesta en los ingresos de los investigadores. En el último semestre, los salarios perdieron aproximadamente el 40% de su poder adquisitivo, lo cual coloca a los científicos jóvenes cerca de los niveles de pobreza. Lidia Szczupak, neurocientífica del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias, afirmó: "Nuestro salario es muy pobre, estamos continuando por amor a la ciencia".

Varios testimonios recopilados por medios especializados reflejan que los científicos se enfrentan a la imposibilidad de alimentar animales de laboratorio, adquirir insumos básicos y sostener experimentos en curso. Esta falta de recursos obligó a numerosos profesionales a abandonar sus cargos y buscar oportunidades laborales en el sector privado o en el exterior.

Así, el éxodo científico comienza a reflejarse en múltiples disciplinas. Carolina Vera, investigadora del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera, advirtió sobre el desplazamiento de talento nacional hacia otros países o sectores. La falta de estabilidad económica y presupuestaria compromete la continuidad del conocimiento generado localmente.

Una legislación aprobada en 2021 establece un incremento progresivo del financiamiento científico hasta alcanzar el 1% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2032. Sin embargo, el presupuesto asignado en 2025 representa apenas el 0,15% del PIB, frente al 0,30% registrado en el año previo. Esta disminución contrasta con el mandato legislativo sin que, hasta ahora, el Congreso nacional cuestione formalmente su incumplimiento.

Las condiciones actuales fueron denunciadas durante una manifestación organizada por la Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (RAICYT). Más de mil personas recorrieron Buenos Aires utilizando máscaras antigás, en referencia a la serie "El Eternauta", como símbolo de resistencia. La protesta reunió firmas y expresiones de apoyo, sumándose a una carta enviada por 68 premios Nobel al presidente argentino para exigir el restablecimiento del financiamiento científico.

De este modo, la escena científica nacional se encuentra en un punto de inflexión. Voces de distintas disciplinas coinciden en que sostener la producción de conocimiento depende, ahora más que nunca, de una decisión política la cual priorice la inversión en ciencia como herramienta para el futuro del país.




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