Ciudad de México,
Jorge Cerino
Crédito foto: Annie Spratt en Unsplash
Al iniciarse la pandemia de Covid-19 se observó también un incremento de trastornos alimenticios entre la gente joven. Algunos expertos relacionan este aumento con las interrupciones a la vida cotidiana, la angustia emocional y un mayor tiempo dedicado a las redes sociales, esto último asociado con una menor autoestima y una imagen corporal negativa. Un estudio reciente calculó un aumento de la incidencia de la anorexia nerviosa en niños y adolescentes canadienses, de 24.5 a 40.6 casos mensuales durante la primera ola de la pandemia. Según la información publicada en la revista JAMA Network Open, las hospitalizaciones por este trastorno alimenticio también aumentaron de 7.5 a 20 por mes y otros estudios más dan cuenta de un aumento similar en otros países.
Con datos de Boston, en Estados Unidos, un estudio publicado en la revista Journal of Adolescent Health encontró que los casos de trastornos alimenticios aumentaron después de empezar la pandemia de Covid-19. Otro análisis publicado en The British Journal of Psychiatry, calculó un aumento del 15%, en 2020, de los diagnósticos de trastornos alimenticios, en personas menores de 30, en comparación con años anteriores. Con información de España, otra investigación sugiere además un empeoramiento durante la pandemia en los pacientes previamente diagnosticados con algún trastorno alimenticio.
Según un estudio publicado en la revista RedCieN, algunos factores presentes durante las medidas de prevención de la Covid-19 contribuyen a agudizar estos desórdenes. Tal es el caso de la soledad y el aislamiento, ambos factores comunes de la anorexia nerviosa, que pueden además exacerbarse durante los procesos de cuarentena. Preocupaciones relacionadas a la salud y el estado físico durante el confinamiento también se identifican como factor precipitante para el desarrollo de trastornos alimenticios en personas vulnerables.
Aunado a esto, la pandemia también incrementó el uso de redes sociales, donde se presenta el estereotipo de la persona con obesidad como alguien con falta de autocontrol y autocuidado. Estos estereotipos promueven en consecuencia prácticas extremistas de control de peso, riesgosas para el desarrollo de trastornos alimenticios. De acuerdo al estudio publicado en RedCieN, algunos de estos patrones restrictivos se relacionan con la ortorexia nerviosa, un trastorno alimenticio que se manifiesta como una obsesión patológica por la comida sana.
Sin embargo, también existen otros síntomas específicos como los fenómenos de atracón, purgas, patrones restrictivos o desinhibitorios y alimentación emocional. Esto último se trata del consumo de alimentos ricos en carbohidratos durante períodos de aburrimiento, estrés y ansiedad capaz de persistir durante meses.
Para identificar un trastorno alimentario, la Clínica Mayo recomienda prestar atención a algunas señales de alerta relacionados con los hábitos de alimentación y conductas poco saludables. Estas incluyen omitir comidas o poner excusas para no comer, centrarse excesivamente en la alimentación saludable y alejarse de las actividades normales. También la preocupación y queja continua por estar gordo y hablar sobre como bajar de peso, así como mirarse con frecuencia en el espejo para identificar defectos. Tomar suplementos dietéticos, laxantes o productos herbarios para bajar de peso, ejercitarse en exceso, igualmente signos de vómitos reiterados en manos y dientes son también señales de preocupación.
Aunque las condiciones de distanciamiento social no sean tan duras como en 2020, continúa siendo importante identificar alteraciones de los patrones de conducta alimentaria susceptibles de exacerbarse durante la pandemia de Covid-19. De esta forma, será posible abordar la problemática y recibir atención médica en caso de que uno mismo o un familiar presente alguno de los trastornos alimenticios existentes.