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Primero, es importante definir a la apnea obstructiva del sueño (AOS) como un trastorno del descanso, catalogado por especialistas como potencialmente grave. En él, la respiración se detiene y reanuda repetidamente mientras el individuo duerme, esto ocurre cuando los músculos de la garganta se relajan intermitentemente y bloquean las vías respiratorias. Los signos más notables de este padecimiento se presentan por medio de ronquidos fuertes, además de despertares nocturnos por jadeo o asfixia.
Bajo este contexto, investigadores de la American Heart Association señalaron que entre el uno y seis por ciento de la población de niños y adolescentes padecen apnea obstructiva del sueño. Esto puede afectar la presión arterial y salud del corazón de los menores; además de estar directamente relacionada con la obesidad, trastornos en los lípidos, presión arterial elevada y hasta cambios en la estructura del corazón.
En su declaración científica, la American Heart Association también detalló que la probabilidad de que los infantes padezcan este tipo de apnea puede deberse al agrandamiento de las amígdalas, las adenoides e inclusive, la estructura facial del niño. Por este motivo, expertos instan a padres de familia a llevar a evaluar a los menores en caso de mostrar ronquidos habituales, jadeos, resoplidos constantes o dificultad para respirar mientras duermen.
Por su parte, Carissa Baker-Smith, directora de cardiología pediátrica preventiva en el Nemours Children's Hospital aseguro en un artículo que este tipo de interrupciones del sueño tienen el potencial de perjudicar en la salud cardiovascular. "Las interrupciones del sueño debido a la apnea tienen el potencial de elevar la presión arterial y están relacionadas con la resistencia a la insulina. Lo cual puede tener un impacto adverso en la salud cardiovascular general en los años venideros".
No obstante, aún se desconoce sobre cómo la AOS altera la salud cardíaca inmediata y a largo plazo en los niños y adolescentes. Sin embargo, al irrumpir con ciclo natural del "sueño reparador", puede afectar la salud emocional de quien la padece, además de debilitar el sistema inmunológico y metabólico. Asimismo, los médicos a cargo del análisis puntualizaron que los infantes con nacimientos prematuros tenían un mayor riesgo de padecer trastornos respiratorios del sueño. Esto como consecuencia del retraso en el desarrollo del control respiratorio, pero dicho peligro disminuye a medida que los menores crecen y envejecen.
Cabe destacar, de acuerdo con la recomendación de los especialistas, un estudio del sueño llamado polisomnografía es la mejor prueba para detectar trastornos del sueño como la AOS. Por último, es preciso mencionar que los niños y adolescentes que padecen apnea obstructiva del sueño son considerados pacientes de alto riesgo en sufrir complicaciones respiratorias durante cualquier cirugía.
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