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La cocaína es una de las drogas ilegales más utilizadas con 5.5 millones de usuarios durante 2019 tan sólo en Estados Unidos, según las cifras más recientes de la "Encuesta Nacional sobre el Uso de Drogas y la Salud". Sin embargo, esta sustancia únicamente produce adicción en un 20% de sus consumidores debido a su forma de actuar en el cerebro. Bajo este contexto, un reciente estudio encontró que la serotonina juega un papel importante para frenar esta adicción.
Según un comunicado de prensa de la Universidad de Ginebra, la cocaína desencadena un aumento masivo de la serotonina, además de un aumento de dopamina, esto último común en todas las drogas. Por sus características, la serotonina actúa como un freno intrínseco a la sobreexcitación en el sistema de recompensa que provoca la dopamina, el neurotransmisor responsable de la adicción.
Mediante experimentos con ratones, los científicos evaluaron cómo surge la adicción a la cocaína en el cerebro. A un grupo se le facilitó la droga para consumir a voluntad y con cada ingesta se le aplicó un estímulo ligeramente desagradable. De esta forma, el 80% de los ratones dejó de consumirla, mientras el 20% continuó pese al estímulo negativo. Posteriormente se repitió el experimento con cocaína que ya no estaba vinculada al transportador de serotonina, causando sólo un aumento de la dopamina al consumir la sustancia. Con esta, el 60% de los animales desarrolló una adicción, aunque al administrarles serotonina posteriormente, la tasa de adicción disminuyó al 20%, como en el primer grupo.
Al consumir cocaína, dicen los autores del estudio, dos fuerzas actúan en el cerebro con el efecto de la dopamina causando compulsión, mientras la serotonina actúa como un freno. Cuando ocurre un desequilibrio entre estos dos neuroreguladores y los niveles de dopamina superan a los de serotonina, ocurre la adicción.
Entender mejor los mecanismos neurológicos responsables de la adicción a la cocaína y otras drogas es indispensable para crear mejores tratamientos existentes. Esto cobra importancia al tratarse de un problema de salud pública, sobre todo ante la perspectiva de ciertas situaciones que derivan en un aumento de los niveles de consumo de drogas.
Tal es el caso de la pandemia de Covid-19, situación que llevó a un incremento en el consumo de algunas drogas durante los confinamientos de 2020, según el análisis de aguas residuales. De acuerdo a un estudio publicado en la revista Science of The Total Environment, el consumo de hidrocodona, uno de los opioides de prescripción más abusados, aumentó un 72% en Estados Unidos. Para el caso de la cocaína, por el contrario, se observó una disminución del 40% en su consumo entre marzo y junio de 2020, para ambos casos.
Como sugieren los números, la adicción a los opioides, cocaína u otra sustancia, representan un problema de salud pública que debe ser atendido para el bienestar de los pacientes. Entender el papel de la serotonina para frenar la adicción a la cocaína es un paso importante para el desarrollo de mejores tratamientos para este problema. Los científicos continuarán con sus investigaciones a fin de comprender la predisposición de algunas personas ante los efectos nocivos del consumo de drogas.
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