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Desde el comienzo de la pandemia de coronavirus se ha advertido de los efectos para la salud mental que la cuarentena y el distanciamiento social, junto a otros factores, podrían tener en las personas. Tras aproximadamente medio año de comenzada la crisis sanitaria -con el primer caso en diciembre de 2019 y la declaratoria de pandemia en marzo de 2020-, estudios comienzan a dimensionar el panorama de la situación. De acuerdo a cifras de los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos, 25% de los jóvenes en aquel país han contemplado el suicidio ante la situación de la Covid-19.
Los CDC realizaron el estudio con una muestra representativa de adultos mayores de 18 años durante el mes de junio y se dieron a conocer los resultados en su reporte semanal para la segunda semana de agosto 2020. Según sus datos, 40.9% de los encuestados reportaron haber padecido al menos una condición de salud mental o conductual adversa, entre ellos, síntomas de trastorno de ansiedad o trastorno depresivo (30.9%) o bien de síntomas de trastorno relacionado al trauma o al estrés por la pandemia (26.3%). También, un 13.3% indicó haber aumentado o incrementado el consumo de sustancias para hacer frente al estrés o a las emociones causadas por la crisis de la Covid-19.
El porcentaje de personas que comentaron haber considerado seriamente el suicidio en los 30 días previos a la encuesta fue del 10.7%. Esta cifra resultó significativamente mayor (25.5%) entre los encuestados de 18 a 24 años, así como entre los grupos raciales o étnicos minoritarios (19.6% para personas hispanas y 15.1% para personas negras no hispanas); entre quienes se reportan como cuidadores de adultos no remunerados (30.7%) y entre trabajadores esenciales (21.7%).
Otro estudio publicado en la revista The Lancet Psychiatry a finales de julio, también encontró un deterioro en la salud mental en Reino Unido a través de su muestra encuestada. Según el estudio del doctor Matthias Pierce, del Centro de salud mental de la mujer, de la Universidad de Manchester, y de otros autores, persisten inequidades de carácter étnico y socioeconómico. Según sus hallazgos, las mujeres, los jóvenes y aquellos con niños en edad preescolar padecen un mayor incremento de angustia mental con la pandemia.
En México, Lorena Rodríguez Bores, secretaria técnica del Consejo nacional de salud mental, mencionó a principios de agosto, en una de las conferencias diarias del gobierno federal por el coronavirus, que en el país aún no se mide el efecto de la pandemia en los niveles de depresión y de abuso de sustancias, pero se espera un incremento, dados los resultados de las investigaciones en otros lugares del mundo. El gobierno de México cuenta actualmente con varias líneas de atención mental, como Línea de la vida y Contacto joven, así como con material de ayuda.
Según los expertos, para enfrentar la situación son necesarias intervenciones a nivel comunitario y campañas de prevención, las cuales incluyan estrategias de comunicación con especial énfasis en los grupos vulnerables. Ante este panorama, el cuidado de la salud mental debe ser de especial importancia para los gobiernos, dado el impacto psicológico profundo que la pandemia podría tener en la población.
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