
Foto: Sergio F Cara (NotiPress)
El etiquetado frontal de alimentos se perfila como una herramienta esencial en la lucha contra las enfermedades no transmisibles en América Latina, entre ellas la obesidad, la diabetes, la hipertensión y algunos tipos de cáncer. Esta medida, implementada ya en países como Chile, México y Colombia, consiste en advertencias claras colocadas en la parte frontal de los empaques para alertar a los consumidores sobre el exceso de componentes críticos como azúcares, grasas, sodio, calorías, edulcorantes y cafeína.
Durante una entrevista en el programa Buenos Días RD, el cardiólogo Samuel Ramos explicó que este etiquetado permite "informar al consumidor si un producto sobrepasa los niveles permitidos por la Organización Mundial de la Salud", utilizando símbolos como octágonos negros con letras blancas para facilitar su identificación. Ramos destacó que esta medida no solo promueve decisiones de compra más saludables, sino que también obliga a la industria alimentaria a reformular productos para reducir ingredientes perjudiciales.
En República Dominicana, por ejemplo, el proyecto de ley sobre etiquetado frontal ha sido presentado desde 2019 sin aprobación legislativa. Sin embargo, el Ministerio de Salud Pública emitió una resolución administrativa que se encuentra en proceso de consulta pública, con plazo hasta el 30 de abril. De no recibir nuevas observaciones, se espera su implementación en los próximos meses, otorgando 180 días a la industria para adaptarse.
"La industria de alimentos ha recibido suficiente tiempo para hacer los cambios necesarios", afirmó Ramos. En países como México, donde se aplicó por decreto presidencial antes de la aprobación legal, se han observado disminuciones en la obesidad y la aparición de nuevos casos de diabetes, lo que refuerza el impacto de esta política en la salud pública.
Ramos subrayó que "las enfermedades cardiovasculares, varios tipos de cáncer y enfermedades neurológicas como el Alzheimer están estrechamente ligadas con una alimentación rica en sal, grasas y azúcares". Además, mencionó que el etiquetado frontal contribuye al derecho ciudadano de estar informado y facilita la educación en hábitos alimentarios desde la infancia, con apoyo de escuelas y campañas públicas.
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