Materiales regionales cobran fuerza como estrategia para reducir impacto ambiental

 27-04-2025
Francisco Vicario
   
Foto: Sergio F Cara (NotiPress)

Foto: Sergio F Cara (NotiPress)

En varias obras inmobiliarias del sureste mexicano ya no se usan materiales importados por costumbre o de otras regiones distantes del país. Las decisiones de compra, diseño y construcción están cambiando. Cada vez más desarrolladores optan por piedra, madera y vegetación de la región, no como una tendencia estética, sino como una medida concreta para reducir su impacto ambiental.

La lógica detrás de esta práctica es sencilla: si un pavimento requiere toneladas de piedra, ¿por qué traerla desde el Bajío si existe una cantera a 60 kilómetros? El traslado de materiales representa una de las mayores fuentes de emisiones en la construcción. Reducir esa distancia disminuye de forma directa la huella de carbono del proyecto.

Durante la entrevista con NotiPress, Alberto Miranda, CEO de BOMA Desarrollos, afirmó que el uso de materiales de la región no es una preferencia estética, sino una decisión estructural dentro del modelo de desarrollo. "Ayuda a que haya una derrama económica y a reducir la huella de carbono, que para el tema ambiental es muy importante", explicó. Esta política está formalizada en los reglamentos internos de sus proyectos, donde se establece que la piedra y otros insumos deben provenir de proveedores locales.

Un artículo publicado por CR México advierte que los beneficios no son solo ambientales: "Usar materiales locales contribuye a reducir las emisiones contaminantes y genera un impacto económico directo en las comunidades que producen esos insumos".

Más allá del transporte, los materiales de la región están adaptados al clima, al terreno y a las condiciones naturales del sureste. En zonas con alta salinidad o humedad, una piedra traída de otro ecosistema puede fallar en pocos años. La piedra de la zona, en cambio, resiste sin necesidad de tratamientos adicionales.

Paralelamente, esta decisión técnica crea empleos y obliga a profesionalizar la cadena de valor. Albañiles, transportistas, talladores y supervisores locales se ven beneficiados. La obra deja de ser un gasto externo para convertirse en una derrama directa.

Para los desarrolladores, el uso de estos materiales también construye reputación. La coherencia entre el discurso ambiental y la práctica es clave frente a un público cada vez más informado. Hoy, quienes compran vivienda o invierten en tierra buscan proyectos con sentido, no solo con amenidades. Incluso, Miranda explicó que los diseños inspirados en la arquitectura global marcan una tendencia.

El uso de piedra local se complementa con otras prácticas, como la prohibición de luminarias altas o la incorporación de vegetación endémica. Todo forma parte de un modelo constructivo más cuidadoso, donde las decisiones no se toman por costumbre, sino por propósito.

Mientras otros desarrollos inmobiliarios priorizan velocidad y volumen, proyectos como Kumay, Arrecife Sisal y Country Lakes están construyendo con sentido. Cada piedra local colocada en un sendero o muro no solo reduce emisiones, también deja claro que el entorno no se sacrifica: se respeta, se integra y se convierte en parte esencial del valor que se ofrece, concluyó Miranda.




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