
Foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
En Yucatán, varios desarrollos residenciales están cambiando las reglas habituales del negocio inmobiliario. En lugar de saturar terrenos para vender más, apuestan por baja densidad, calidad de vida y procesos legales sólidos que den certeza a quienes invierten.
Algunos proyectos como Country Lakes, definen que el diseño no se rija por la máxima densificación posible. En su lugar, los desarrolladores optaron por reducir la eficiencia comercial del suelo a menos del 40%, frente a los estándares comunes de entre 70% y 85%. Esta decisión responde a una lógica diferente: privilegiar la calidad de vida de los residentes y generar valor a través del tiempo.
La visión operativa se apoya en procesos estrictos de planeación legal, técnica y ambiental que a contracorriente de otros negocios inmobiliarios, generan certidumbre a largo plazo. Según explicó en entrevista Alberto Miranda, CEO de BOMA Desarrollos, todos los proyectos se desarrollan sobre propiedad privada, bajo fideicomisos, y cuentan con permisos municipales, estatales y federales antes de ser lanzados. La estructura jurídica incluye también liberaciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y manifestaciones de impacto ambiental, incluso cuando no son exigidas por la autoridad.
Este enfoque ha convertido a algunos desarrollos en referencia obligada dentro del mercado inmobiliario del sureste. Las estructuras legales, la baja densidad y los procesos de obra más controlados comienzan a ser replicados por otras firmas que reconocen su valor a largo plazo, explicó Miranda a NotiPress.
Por su parte, el modelo privilegia una eficiencia distinta: la que permite cumplir plazos, evitar contingencias legales, reducir pasivos ambientales y construir comunidades con visión a largo plazo. Esta estrategia operativa también genera un efecto secundario: los propios clientes se convierten en referidores activos del desarrollo, fortaleciendo su posicionamiento sin necesidad de recurrir a esquemas de promoción masiva.
Asimismo, la optimización no se basa únicamente en lo legal, aunque sí es un pilar fundamental. A nivel constructivo, los proyectos están estructurados con contratistas generales bajo esquemas de precio máximo garantizado, lo que evita sobrecostos y asegura calidad continua. Los estándares de obra, urbanización y acabados responden a criterios internacionales que elevan la percepción de valor. La visión de adoptar estándares internacionales responde a una etapa de la vida de Miranda en la que se radicó en Londres pero también a la profesionalización de su perfil como arquitecto.
El control operativo se extiende incluso a detalles normativos dentro de cada régimen de condominio a modo de políticas. Las restricciones constructivas, vegetales y de uso están diseñadas no solo para proteger el entorno, sino también para mantener la coherencia del desarrollo y garantizar la experiencia de los residentes.
A diferencia del desarrollo comercial convencional, en lugar de apostar por retornos acelerados, este nuevo modelo propone una rentabilidad sostenida, respaldada por la solidez legal, la eficiencia en ejecución y la calidad del entorno. En un entorno donde la incertidumbre regulatoria y la sobreoferta afectan a múltiples plazas del país, la visión de desarrollos que apuestan a la previsibilidad están marcando una diferencia en la atracción de inversión patrimonial.
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