Ciudad de México,
Jorge Cerino
Crédito foto: Sergio Cara (NotiPress)
La vacunación contra la Covid-19 inició una nueva etapa en la pandemia, al igual que las dosis de refuerzo, principalmente ante los peligros de las nuevas variantes del virus. Según la herramienta estadística Our world in data, más de 15 de cada 100 personas en el mundo han recibido una dosis de refuerzo. Aunque la cifra revela que el camino aún es largo, investigadores han descubierto un beneficio adicional de aplicar el esquema básico de vacunación y las dosis de refuerzo: estas ayudan también a reforzar la salud mental.
Así lo reveló un estudio estadounidense que encontró una asociación entre la vacunación contra la Covid-19 y una disminución de la angustia y los riesgos percibidos de infección, hospitalización y muerte. De acuerdo a un comunicado de la editorial de literatura médica y científica Elsevier, la angustia y la ansiedad aumentaron considerablemente en la población tras iniciar la pandemia de Covid-19. Esto debido a la pérdida generalizada de empleos y sus consecuencias, el aislamiento social, las cargas de cuidado, el abuso de sustancias y otros factores. Los temores anticipatorios experimentados por algunas personas, también contribuyeron al aumento de los problemas de salud mental, aseguran los expertos.
Sin embargo, el estudio publicado en la revista American Journal of Preventive Medicine, encontró que los adultos quienes recibieron al menos una dosis de la vacuna contra Covid-19 informaron una reducción relativa del 7% en la angustia mental. Recibir la vacuna explica parcialmente la reducción de la angustia y la mejora de la salud mental por la disminución de las percepciones de riesgo, explican los investigadores.
En concreto, el estudio calculó una disminución de 7.77 puntos porcentuales en el riesgo percibido de infección; de 6.91 en el de hospitalización y de 4.68 en el de muerte. Al ajustarse la percepción de riesgo diminuyó la asociación vacunación-angustia en un 25%, explica el comunicado de Elsevier. Este efecto fue persistente y se intensificó hasta al menos ocho semanas, posterior a la vacunación contra Covid-19. Los investigadores resaltan que, aunque las percepciones de la gente vacunada y no vacunada siguieron tendencias similares antes de la vacunación, divergieron significativamente tras recibirse la vacuna. Las personas quienes recibieron la vacuna se sintieron más seguras y con un mejora en su salud mental.
Igualmente, el estudio reveló que el impacto de la vacunación en la salud mental varió según la raza o el origen étnico. Las mayores reducciones en la angustia se observaron entre personas de origen indio americano y entre nativos de Alaska, poblaciones afectadas desproporcionadamente por la Covid-19.
Atender los problemas de salud mental asociados con la pandemia debe ser también prioridad en las estrategias de combate a la Covid-19. Esto por la asociación existente entre el estrés y los miedos de la pandemia con el riesgo de desarrollar un trastorno de estrés postraumático. Además, con las nuevas directrices de distanciamiento social también se ha visto afectado el acceso a áreas verdes y actividades al aire libre, vinculadas a una mejor salud mental.
Hablar de los beneficios de la vacuna contra la Covid-19, no solo en tema de inmunidad, sino de salud mental, pone de manifiesto nuevamente la necesidad de impulsar una vacunación equitativa. Aumentar las tasas de vacunación y refuerzos de forma equitativa durante 2022 ayudará a compartir estos beneficios ampliamente en todas las poblaciones del mundo.